El aburrimiento es muy malo, además si se le juntan las pocas ganas de reír podemos caer en una depresión de caballo y sinceramente el mundo ya está suficientemente jodido como para ir llorando por “gilipolleces”. El mundo de los videojuegos no puede ser motivo de tristeza, lo bueno es una alegría y lo malo motivo de sorna. Así que en un intento fallido de pasarme al diseño gráfico he decidido dar un paso atrás y ser el que ponga palabras a unos personajes ya dibujados. ¿Los elegidos? Los hijos del señor Franciso Ibañez, al que rindo homenaje por tener mi infancia más que entretenida. Si alguna vez se pasa por aquí, no quise ofender señor.
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