Revista En Femenino
Los cambios hormonales que se producen en el climaterio inciden en aquellos órganos que dependen de los estrógenos, entre ellos la vagina. De hecho, una de las primeras manifestaciones de la deprivación estrogénica son los cambios en la secreción vaginal, reduciéndose la cantidad producida durante las relaciones sexuales. Como explica la doctora María Jesús Cancelo, del Servicio de Ginecología del Hospital Universitario de Guadalajara, “existe una relación directa de la lubricación vaginal con los niveles de estrógeno, estimándose que una mujer en edad fértil produce entre 3-4g/por hora en comparación con los 1,7g/hora que produce una mujer menopáusica”.
La falta de hidratación natural que se produce en el interior de la vagina motiva la aparición de picores, irritación y dolor en las relaciones sexuales. “Unas molestias genitourinarias y perineales que suponen una notable influencia negativa en la calidad de vida de la mujer, más que por la importancia de sus afecciones, por el grado de disconfort que producen”, añade la doctora Teresa Orte, Atención Primaria - Servicio de Ginecología Hospital de Mar de Barcelona.
Estos cambios que afectan el área urogenital de la mujer en la menopausia se conoce como vaginitis atrófica, estimándose que más del 40% de las mujeres postmenopáusicas tiene dolor vaginal con sensación de ardor o picazón, flujo vaginal escaso, ardor al orinar, sangrado escaso después de la relación sexual o dolor durante la relación sexual, que son algunas de las alteraciones físicas asociadas a este trastorno. “Su diagnóstico se basa en la histora clínica que permite contrastar con la paciente los síntomas que padece y en la exploración clínica, la cual pondrá de manifiesto la disminución del espesor del epitelio vaginal que se traduce en la pérdida de la la elasticidad y distensibilidad vaginal. Aunque se trata de un trastorno asociado fundamentalmente a la menopausia, puede coexistir con infecciones vaginales por lo que puede ser preciso realizar pruebas complementarias como el cultivo o la citología cervicovaginal que ayuden a descartar otras enfermedades genitourinarias”, explica la doctora Cancelo.
No obstante, sólo una de cada cuatro mujeres consulta por problemas genitorurinarios a su ginecólogo. Como explica la doctora Orte, “a pesar de que en la actualidad hay mayor información con respecto a este tema, el desconocimiento de su anatomía y fisiología hace que a veces la mujer se automedique o recurra a soluciones que no son favorables para su higiene vaginal. Y es que aunque la higiene vaginal es de uso cotidiano, genera muchos tabúes y dudas. Por tanto, somos los ginecólogos los que a través de la entrevista médica tenemos que diagnosticar esta patología”.
La vagina, presenta variaciones tanto en las diversas etapas de la vida de la mujer (infancia , edad fertil, menopausia), como en las diversas fases del ciclo menstrual. “En la vagina, cuando el pH se altera, ya sea por exceso o por defecto, se da una mayor vulnerabilidad a la infeccion lo que unido a una mala higiene acrecienta aún más el crecimiento de gérmenes”, indica la doctora Orte.
-Minimizar las molestias
Una vez que el diagnóstico se ha llevado a cabo, se dispone de diversos tratamientos tópicos y locales que alivian los síntomas de una forma segura y eficaz, “pero en la actualidad el tratamiento más efectivo para los síntomas moderados y severos de la atrofia vaginal son los estrógenos. Sistémicos o locales, utilizados por cualquier vía y a cualquier dosis, restauran el pH vaginal, incrementan las secreciones vaginales y alivian las molestias relacionadas con la sequedad vaginal”, afirma la doctora Cancelo.
Asimismo, es recomendable la utilización de hidratantes vaginales, la capacidad de retener agua por parte del epitelio vaginal , y de lubricantes vaginales, que disminuyen la irritación vaginal durante la relación sexual de forma inmediata aunque no existe evidencia científica de beneficio terapéutico a largo plazo.
Por otra parte, el uso de la fitoterapia también está demostrando beneficios en la mejora de los síntomas relacionados con la vaginitis atrófica y la sequedad vaginal. La utilización de derivados de soja, aceite de Melaleuca alternifolia (Árbol del té), Salvia officinalis, tomillo o camomila se está convirtiendo en un complemento al tratamiento convencional de este trastorno.
-Cuidado y mantenimiento de la vagina
Las funciones fisiológicas de la vagina se limitan, además de la sexual, a permitir el paso del feto durante el parto y a la conducción de la sangre menstrual al exterior. Sin embargo, sus problemas funcionales u orgánicos repercuten de forma muy negativa en la calidad de vida percibida por la mujer. “Por este motivo”, explica la doctora Orte, “y debido a que este órgano experimenta cambios continuos y sufre un deterioro progresivo por el proceso natural de envejecimiento, es necesario acudir a revisiones periódicas para comprobar su salud”.
Al igual que en otras patologías, la prevención es importante. “La vagina es una parte muy sensible del cuerpo de la mujer, por lo que es necesaria su higiene diaria o tener cuidado en el tipo de ropa interior que se usa”, “El cuidado de la salud vaginal y de la piel del periné, precisa acciones como es la higiene cotidiana y evitar la utilización de productos higienicos agresivos. señala la doctora Cancelo. En ocasiones, determinados jabones, desodorantes, compresas, o ropa interior sintética causan reacciones alérgicas que se pueden evitar con el uso de ropa interior de algodón o jabones neutros.
El pH de una vagina sana es ácido, sin embargo, con la menopausia se eleva el pH aumentado la susceptibilidad a infecciones vaginales y urinarias. Un pH vaginal normal, alrededor de 4.5, es clave para mantener una buena salud vaginal
“En definitiva, el mantenimiento de una óptima salud vaginal es una parte importante del cuidado de la salud integral de la mujer y que tiene una repercusión importante en su percepción de la calidad de vida. Por ello, se debe prestar una mayor atención a la presencia de síntomas relacionados con la deprivación estrogénica y fomentar los mecanismos de protección frente a infecciones vaginales, así como el mantenimiento del estímulo estrogénico local”, señala la doctora Cancelo.
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