“La mensajera del bosque” ha sido un libro de suspense muy original con el que he descubierto a Maite R. Ochotorena. Convierte a la naturaleza en protagonista de su nuevo thriller. SINOPSIS: Un secreto celosamente guardado duerme en las calles de Madrid. Cris Stoian despierta en un lugar desconocido, sin recordar nada y con la única referencia de una nota dejada por su hermano Daniel. Cuando, además, descubre su cuerpo cubierto de espantosas cicatrices, un insondable abismo se abre bajo sus pies. ¿Quién es? ¿Qué hace escondida allí? ¿Por qué en su nota su hermano le pide que no salga ni contacte con nadie?En la frenética búsqueda de su propia identidad, Cris asiste impactada a la transformación que está sufriendo la ciudad, algo imparable, insospechado, sobrecogedor… Descubrir su origen, su significado, y su relación con lo que le ocurrió, traerá de cabeza a las autoridades. Sin embargo, las respuestas no están en sus manos…Hay misterios que no se pueden explicar con la razón; hay cosas que no se pueden medir si no es con el corazón.Una serie de brutales crímenes, un secreto celosamente guardado y una mujer en busca de la verdad.
Cris Stoian se despierta en un lugar desconocido, teniendo únicamente la nota que le ha dejado su hermano Daniel. Por si esto no fuera poco, su cuerpo está cubierto de horribles cicatrices y no puede dejar de hacerse preguntas fundamentales, como la razón por la que acabó allí o por qué su hermano le pide que no salga ni se ponga en contacto con nadie. Cuando las autoridades comiencen a investigar su caso, descubrirá que hay una serie de brutales crímenes que pueden estar relacionados con su caso. Mientras tanto, en Madrid, están ocurriendo una serie de fenómenos que tienen a la población y al mundo entero sin palabras. La naturaleza se está abriendo paso y estallando de una manera antinatural poblando algunos de los rincones de la ciudad. Conjuntamente, una serie de suicidios van aconteciendo en la ciudad, con similitudes entre ellos, y con alguna característica especial alrededor de los cadáveres directamente relacionada con la incontrolada naturaleza. Todo un canto a la naturaleza, que se extiende hermosa y exuberante por barrios y plazas de la ciudad de Madrid.Así comienza una novela que a lo largo de bastantes páginas me ha tenido en el mismo estado de desconcierto que la protagonista y es que no dejaba de preguntarme por dónde iba a llevarme Maite R. Ochotorena. Esta novela tiene una mezcla perfecta entre esos thriller donde hay un asesino en serie, esa parte psicológica que te hace no poder soltar el libro y una protagonista que va descubriendo cosas de ella misma y de todo lo que va ocurriendo a su alrededor. Con lo cual, logra sorprender a cada página.Donde se habla de la maldad de las personas, tanto en niños como en adultos, de la corrupción, del dinero, del ansia de poder, de lo complicado que es desconocer quién eres y qué has hecho, y cómo esa falta de recuerdos te puede aproximar a la locura.“La mensajera del bosque” es un regalo para aquellos lectores ávidos de emociones fuertes y de historias originales. Su estilo narrativo destaca por su ritmo y acción trepidantes, repletos de giros inesperados y cuya tensión no desfallece en ningún momento. En la ficción de la escritora vasca nada es lo que parece y, afortunadamente para los lectores, este thriller demuestra su enorme capacidad para generar sorpresas. La autora logra hilvanar una trama adictiva que crece en intriga con cambios tan imprevisibles como frecuentes. Y es que esta novela tiene todos los elementos para que abandonar sus páginas sea una misión casi imposible.El argumento de esta historia me pareció bastante original e innovador. Me ha resultado bastante interesante esa conjunción de novela de misterio con tintes de fantasía e incluso elementos relacionados con el ecologismo, dándo una mezcla extraña que no había leído con anterioridad. Maite R. Ochotorena es capaz, a través de sus descripciones, de conseguir que el lector disfrute y se despierten sus sentidos trasladándole a bosques llenos de magia y esplendor; de hacerle sentir la hierba fresca bajo los pies, de que le inunde esa paz que procura siempre la naturaleza cuando se derrama majestuosa; más que escribir parece que pinta un lienzo porque transmite y aviva emociones. Sientes, hueles, percibes… casi tocas las flores si cierras los ojos. Naturaleza, figura clave que impregna la obra por derecho propio. Despierta los sentidos durante la lectura.Con una prosa sencilla y un estilo fluido, la autora, sabe cómo crear interés y sabe cuándo dar un golpe de efecto a partir del cual esa madeja que es la trama y que se iba enredando más y más, empieza a deshacerse y comienzas a ver la luz al menos en los aspectos principales de la novela porque, bien es cierto que, en algunos otros, creo que la relación y causalidad es excesivamente difusa y no queda del todo bien compactada ni explicada en la trama.Un buen elenco de personajes ayuda a que sea más rica, elevando el nivel de entretenimiento hasta cotas insospechadas en las que no queda espacio para las treguas emocionales ni para los respiros. Realmente, he sentido la conclusión de un escrito, de casi quinientas páginas, que se me ha hecho corto. Sabe, con maestría, describir a sus personajes, a las atmósferas, a esos exuberantes rincones naturales que hacen de la novela algo tan especial. Pero también se centra en los pequeños detalles, en esas cotidianas costumbres que contribuyen a que la historia adquiera cuerpo y que, en ningún momento, aburra o canse.Todos y cada uno tenían una función específica y esencial para lograr esta imaginativa trama donde cada uno transmitió tanto. Luces y sombras; matices y contradicciones; sentimientos encontrados. Determinación y fuerza por encontrar la verdad y adelantarse al asesino que siembra de terror la ciudad, y conocer el secreto que esconde su cuerpo. La naturaleza es la protagonista indiscutible, atrapada, explotada, una víctima más; es la vida, la belleza de la creación, el poder y la fragilidad al mismo tiempo, un personaje más dentro de la novela, un personaje cautivador.Madrid se muestra como un personaje más, como una enorme carpa donde cabe todo y se dan todos los contrastes. Barrios típicos llenos de vida como Lavapiés y Malasaña; barrios distinguidos y señoriales para los pudientes; barrios modestos y dignos para los trabajadores, como Vallecas… y otros asentamientos marginales como la Cañada Real en el que conviven en míseras chabolas.La escritora donostiarra consigue algo más que atrapar al lector: ofrece un mensaje especial, una visión sobre la vida y la humanidad que no deja indiferente a nadie. Su voz toca el alma del público. Sus palabras y su forma de entender el suspense son difíciles de olvidar.