Decir que la mente "surgió" de la materia no explica nada. Si el universo fuera tan sólo un mecanismo y la mente, parte integrante de la materia, no tendríamos jamás dos interpretaciones distintas de ningún fenómeno observado.
Los conceptos de verdad, belleza y bondad no son inherentes ni a la física ni a la química. Una máquina no puede saber, mucho menos saber la verdad, tener hambre de rectitud, y apreciar la bondad.
La ciencia puede ser física, pero la mente del científico que discierne la verdad es, a la vez, supermaterial. La materia no conoce la verdad, tampoco puede amar la misericordia ni regocijarse en las realidades espirituales. Las convicciones morales basadas en el esclarecimiento espiritual y arraigadas en la experiencia humana son tan reales y certeras como las deducciones matemáticas basadas en las observaciones físicas, pero se encuentran en otro nivel más elevado.
El universo finito de la materia con el tiempo se tornaría uniforme y determinista si no fuera por la presencia combinada de la mente y el espíritu.
Si los hombres fueran tan sólo máquinas, reaccionarían más o menos uniformemente al universo materia l. No existirían ni la individualidad, y aún menos la personalidad.
El materialismo reduce al hombre a un estado de autómata, sin alma, y lo transforma en un simple símbolo aritmético que halla un sitio desamparado en la fórmula matemática de un universo mecanicista sin romanticismo. Pero, ¿de dónde proviene este vasto universo matemático, si no existe un Maestro Matemático? La ciencia puede explayarse sobre la conservación de la materia, pero la religión valida la conservación del alma de los hombres -se interesa por su experiencia de las realidades espirituales y los valores eternos.
El sociólogo materialista de hoy estudia la comunidad, hace informe sobre ésa y deja a la gente tal como la encontró.
La libertad, la iniciativa, en cualquier reino de la existencia, es directamente proporcional al grado de influencia espiritual y control de la mente cósmica; o sea, en la experiencia humana, el grado de actualidad de hacer "la voluntad del Padre", -sí hermanos, en la masonería nos decimos y nos damos un trato de hermanos porque aceptamos tácitamente a un Padre Universal.
La búsqueda sincera de la bondad, la belleza y la verdad, conduce a Dios. Y todo descubrimiento científico demuestra a la vez la existencia de la libertad y de la uniformidad en el universo. El descubridor tuvo la libertad de hacer el descubrimiento. La cosa descubierta es real y aparentemente uniforme, de lo contrario no hubiera podido ser conocida como una cosa.
Pero aun cuando el materialismo y el mecanicismo hayan sido más o menos derrotados, la influencia devastadora del secularismo del siglo veinte y lo que va del veintiuno seguirá frustrando la experiencia espiritual de millones de almas desprevenidas.
El secularismo moderno ha sido fomentado por dos influencias mundiales. El padre del secularismo fue la actitud de la así llamada ciencia -ciencia atea- de miras estrechas y sin Dios, del siglo diecinueve, del siglo veinte y lo que va del siglo actual.. La madre del secularismo moderno fue la totalitaria iglesia cristiana medieval. El secularismo tuvo su comienzo como protesta contra la dominación casi completa de la civilización occidental por la iglesia cristiana institucionalizada.
En el momento de esta publicación, el clima intelectual y filosófico que prevalece tanto en la vida europea como en la americana es decididamente secular -humanístico. Por trescientos años, el pensamiento occidental se ha ido secularizando progresivamente. La religión se ha vuelto más y más una influencia nominal, en su mayor parte un ejercicio ritualista. La mayoría de los cristianos profesos de la civilización occidental son, en realidad, secularistas inconscientes.
Se requirió un gran poder, una influencia poderosa, para liberar el pensar y el vivir de los pueblos occidentales de la garra destructora de una totalitaria dominación eclesiástica. El secularismo rompió las cadenas del control de la iglesia, y ahora, a su vez, amenaza con establecer un nuevo dominio ateo en el corazón y la mente del hombre moderno. El estado político tiránico y dictatorial es la herencia directa del materialismo científico y del secularismo filosófico. El secularismo no bien libera al hombre de la dominación de la iglesia institucionalizada cuando lo vende al vínculo esclavizarte del estado totalitario. El secularismo libra al hombre de la esclavitud eclesiástica tan sólo para traicionarlo entregándolo a la tiranía de la esclavitud política y económica.
Las realidades y valores del progreso espiritual no son una "proyección psicológica" -un simple ensueño glorificado de la mente material. Estas cosas son los pronósticos espirituales de nuestro espíritu, el espíritu de Dios que vive en la mente del hombre.
El mecanismo mental del hombre mortal, parcialmente evolucionado, no está dotado de gran lógica ni sabiduría. La vanidad del hombre sobrecoge a menudo su razón y elude su lógica.
El pesimismo del materialista más pesimista es, en sí mismo, prueba suficiente de que el universo del pesimista no es totalmente material. Tanto el optimismo como el pesimismo son reacciones conceptuales en una mente consciente de los valores así como de los hechos.
Si el universo fuera realmente lo que el materialista lo considera ser, el hombre, como máquina humana, estaría vacío de todo reconocimiento consciente de ese mismo hecho. Sin la conciencia del concepto de los valores, dentro de la mente nacida del espíritu, el hecho del materialismo del universo y los fenómenos mecanicistas de la operación del universo no podrían, en lo más mínimo, ser reconocidos por el hombre. Una máquina no puede tener conciencia, ni de la naturaleza ni del valor de otra máquina.
Una filosofía mecanicista de la vida y del universo no puede ser científica, porque la ciencia tan sólo reconoce y trata la materia y los hechos. La filosofía es, inevitablemente, supercientífica. El hombre es un hecho material de la naturaleza, pero su vida es un fenómeno que trasciende los niveles materiales de la naturaleza, porque exhibe los atributos de control de la mente y las cualidades creadoras del espíritu.
Guillermo Quiriarte Rivas/redmasonica.com