Revista Filosofía

La mentira de las dos españas (ii)

Por Occidental En Lucha @occidentaldecad

Cuando era niño mi abuelo materno siempre venia a buscarme al colegio. Era un hombre fuerte , alto , de tez morena , barba afeitada pero marcada y manos grandes. Un trabajador de los pies a la cabeza. Una voluntad dentro de un cuerpo  con manchas de pólvora en las manos ,los brazos , algún bultito de metralla debajo de la piel y una brecha profunda que nunca mostraba salvo sus nietos se lo pidieran.

Mi abuelo me esperaba con aquella alegría del que espera futuro, con esa alegría de la sangre , que solo conoce el que tiene hijos y después nietos supongo. En la espera hablaba con mucha gente pero sobre todo con el vendedor ambulante de las pipas, el señor Paco, un hombre avejentado y mutilado sin brazo , que parecía mayor que mi abuelo y al que comprábamos regaliz y palulu, esas chucherías que mi madre siempre se resignaba a ver y que decía que estaban allí expuestas sin higiene ninguna..

Para mi era siempre enigmático de lo que podían hablar aquellos gigantes . Solo sabia del señor Paco que había luchado como mi abuelo en la guerra, una guerra que yo nunca supe porque había sucedido exactamente pero que, exaltando  mi imaginación con gestas ilusorias en las que mi abuelo y el señor Paco eran protagonistas por separado, me parecía la mayor prueba para cualquier hombre habida nunca.

En aquella época para mí ambos tenían ese aura.  Me parecían como aquellos veteranos napoleónicos , desterrados, que hablaban de sueños que una vez tuvieron, pero nunca pudieron ver realizados, de esa España que ellos imaginaron.

Mi abuelo nos contó una vez la historia por la que se le dio por mutilado , aunque ni su físico , ni su fuerza le hicieran parecerlo. Pero las heridas en la cabeza eran profundas.

Siempre le preguntábamos si había matado a alguien. Con aquel morbo infantil de sentir que tu abuelo había sido ese guerrero de las películas, ese hombre que  tenia poder sobre la vida y la muerte y que su sola presencia llenaba de justicia los campos de batalla y todas las peleas.

Solo decía que disparo a sombras y que solo una vez creyó hacer caer alguna entre la confusión. También nos contó el momento de en el que un obús cayo a su lado y todo fue humo, polvo y olor a  a pólvora , fuego y en un instante fundido en negro.

Nos dijo que quedo dado por muerto en una pila de cuerpos, creo que en una iglesia, y que tuvo la suerte de que un medico le oyó gemir entre los restos de hombres, supongo sangrantes y mutilados. Le saco de allí y le curaron las heridas sobre todo las de la cabeza. El ponía nuestros deditos en ella y notábamos la fractura y el hueco que le dejo al perder el fragmento de hueso  craneal. Nos hacia retirarla un poco con miedo a lo desconocido. A sentir que había algo que aterrorizaba en todo aquello. El nunca nos dijo si se arrepentía de todo eso, simplemente llevo el peso de todo aquello sin odio ni orgullo. Siempre lucho por el paraíso de los trabajadores y se murió pensando que existía y con ello su España mejor. Lo cual no quita que ya antes de morir renunciara al comunismo llegada la democracia por no considerarlo solución en ese momento y se considero socialista. Era un obrero desde los 12 años que apenas fue al colegio y que recordaba con beatitud a aquel hombre en coche que le reventó una a pelota de trapo que tenia cuando apenas había coches y elegantemente vestido le dio una moneda para pagársela por habérsela roto. Ese hombre si que era un caballero decía. Un chico que a los 16 años lleno de desesperación ante la situación de España se alisto en la División Chupete de la República y milito en el partido comunista. Ese tipo de hombres que también iba a los discursos de Jose Antonio porque le encantaba la política y decía que era un gran líder de buenas ideas para España aunque el mismo se considerase comunista.

De mi otro abuelo se poco. Murió antes de nacer yo. Solo se por mi padre y por mi abuela que era un lector empedernido. Que se pasaba las hora muertas con los libros, escuchando la radio, pintaba algo y era funcionario.Mi padre siempre decía era un idealista , de lo que el  ha heredado mucho. Que fue falangista fundador . Que creía en la ideas de justicia social , de laicismo y  en el liderazgo de hombres comprometidos y patriotas que propugnaba la falange. En una Patria fuerte que diera el esplendor que tantos años de Historia le habían robado a España. Que  tantos políticos , reyes y oportunistas le habían arrebatado enriqueciéndose y haciendo ignorante al pueblo que ahora se lanzaba en los brazos del internacionalismo comunista que destruía todo  lo que el había amado y que solo ideales como los fascistas podían poner coto.

Durante el Madrid Republicano fue de la Quinta Columna y escuchaba la radio nacional en secreto.

Cuando Franco gano la guerra celebro que el falangismo seria protagonista, pero conforme los lideres fueron cayendo en desgracia, y después de la muerte de Jose Antonio en la guerra fue disintiendo, hasta que dejo la Falange.

No voy a hacer relación aquí de las barbaridades que ellos me contaron de uno y otro bando.De lo que por la ideas, la envidia  y el  poder  en la política para el desahogo de sus pasiones mas ruines son capaces de hacer los españoles (asesinato de religiosos y familiares católicos  a sangre fría, estancias en campos de concentración después de la guerra...)

Para mi lo importante es esa materia prima de hombres que no veo ahora, esa pasión por España  y por la cual estaban dispuestos a luchar y morir. Diferente dogma... pero mismo sueño de España al fin y al cabo.

Un sueño de España que pudo ser y en el que coincidían ,pero que las doctrinas destruyeron.

¿Era un abuelo mas patriota que otro? No lo creo

Creo en los hombres no en las doctrinas. Y esos hombres de la guerra llevaron a España a ser mejor de lo que fue nunca. ¿Vamos a permitir que políticos sectaristas destruyan la obra de nuestros abuelos construida sobre pilas de muertos de muchos hombres como ellos?

Cuando mi madre y mi padre se casaron mis dos abuelos se conocieron . Las mujeres de la familia siempre pensaban que a lo mejor rencores del pasado podían enturbiar esa ocasión de fiesta y felicidad para todos. Pero ellos solo se dieron la mano fraternalmente y se saludaron. Eso fue todo.


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