Dejaste el coche aparcado en la cuesta. La puerta del centro de salud estaba aún cerrada. Cálculo erróneo: se tarda menos de media hora. Mañana puedes levantarte más tarde. Manuela llegó a los poco minutos. Te saludó con un beso y abrió la puerta para empezar la mañana. Entraste en la consulta, abriste la ventana y alguna gota de lluvia se coló desde el alféizar. Los tipos del mono azul no habían empezado aún a trabajar. Te pusiste la bata y encendiste el ordenador. Cinco pacientes habían pedido cita.
Los médicos que tienen la mesa de la consulta ordenada y la historia clínica de cada paciente actualizada son médicos a los que sustituir es sencillo, porque fácilmente encuentras la información precisa, y tedioso, porque los pacientes no acuden si su médico no está.
Los médicos que tienen la mesa de la consulta desordenada y la historia clínica de cada paciente vacía como la nevera de los domingos o repleta de información como el cuarto de los juguetes son médicos a los que sustituir es agotador, porque nunca encuentras lo que necesitas, y divertido, porque los pacientes acuden uno tras otro a la consulta a ver cómo es el nuevo, para comparar, y lo hacen, a menudo, sin cita, como están acostumbrados.