La mesa familiar como espacio de encuentro

Nadie puede negar que vivimos apurado, hay que cumplir horarios, muchas veces el tiempo no nos alcanza y pareciera que todo lo que hacemos es por obligación: tareas escolares, llevar a los chicos a las actividades extras, que el trabajo, que la casa… puff! puede ser muy estresante… Muchas  veces el único momento que encontramos para “encontrarnos” es la mesa familiar. Muchísimos nutricionistas hacen incapié en este aspecto de compartir la mesa para desarrollar hábitos saludables y una correcta relación con la comida. ¿Pero qué pasa cuando comemos con los celulares en la mesa? ¿Con la tablet como un comensal más? ¿Con la compu prendida y uno de nosotros comemos sin quitar los ojos de la pantalla?

Comer Juntos es mejor

Si la imposibilidad se produce porque el papá o la mamá trabajan hasta muy tarde, habrá que resignarse. Pero, si por malos hábitos se “desintegró” la mesa familiar (por ejemplo, al anteponer deseos personales que se podrían realizar en otro momento), es oportuno plantearse que la alimentación de los chicos no solo se compone de alimentos, sino también de afecto.

Si cambiamos el horario del gimnasio o revisamos los papeles del trabajo después de cenar, va a ser más provechoso para toda la familia. El momento de estar juntos para la cena debe disfrutarse sin la presencia de invitados “desagradables”, como la televisión o los diferentes aparatos electrónicos que manejamos todos los días.

Una comida en familia no lleva demasiado tiempo y el hecho de postergar o adelantar alguna actividad generaría algo positivo en los chicos, como el recuerdo imborrable del encuentro familiar alrededor de un buen plato de comida.

Juntos pero desconectados

Hoy es muy común ver en los restaurantes o shoppings familias enteras comiendo en la misma mesa y cada cual con su dispositivo móvil. Personalmemente me da mucha pena que se pierdan esos momentos únicos para relacionarse con los hijos por estar pendiente de facebook, el diario o twitter. Muchas veces nos olvidamos que si levantamos la mirada de la pantalla vamos a encontrarnos con el mundo real, la vida real, que podés hablarle a tu hijo sin dejarle un mensaje en su muro… asi, como se hacía antes, mirándolo a los ojos

En mi casa tengo la regla de que cuando estamos en la mesa no hay tele ni compu ni celulares ni nada. Anoche vino a cenar un amigo, estábamos charlando todos animadamente, chicos y grandes, le sonó una notificación de whatsapp del celular y obviamente lo sacó para fijarse. Mi hija mayor le dijo: “no lo veas ahora, estamos comiendo, si fuera urgente te llamarían, no?” y siguió conversando…

Y estuvo bueno, porque lo que no está bueno es estar desconectados unos de otros. Y tenía razón: si fuera importante o urgente, te llaman, no te mensajean.

Desarrolla la comunicación

La familia es un núcleo en el cual se aprende y se refuerzan las conductas que nos distinguen como seres humanos. Realizar actividades como el compartir los alimentos con nuestros seres queridos puede traer muchos beneficios tanto para los adultos como para los niños.

No hay que olvidar que la familia es una parte importante de nuestra identidad. La psicoterapeuta Betty Goldberg, vocera de Nesquick explicó que a través de los años ésta se ha convertido en la base de los valores, disciplina y educación que identifican a cada ser humano.

• Fomenta la alimentación saludable. Un estudio realizado por la Universidad de Minnesota reveló que a través de este tipo de convivencias se logra que las personas obtengan un buen hábito al comer, procurando consumir alimentos saludables y dejando a un lado la comida de bajo aporte nutricional.
• Puede prevenir el aumento de peso. Debido a que se preparan alimentos dentro del hogar, siempre es más probable que se cocine de manera saludable reduciendo la dependencia de alimentos no tan sanos y el hábito de comer fuera del hogar. Sobre todo se está al pendiente de seguir un correcto régimen para no conseguir un aumento de peso.
• Inculca buenos modales a los pequeños Los niños imitan todo lo que ven, por ello es necesario ensañarles a comportarse correctamente en la mesa, transmitirles buenos modales y que aprendan las tradiciones de sus padres y abuelos.
• Se desarrolla la capacidad de comunicación. “Este tipo de convivencias comienza a construir una correcta comunicación logrando una retroalimentación, ya que tanto los niños como los adultos aprenden a escuchar a otros y comparten sus opiniones e ideas.