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2014 actualidad // Miguel Benavent de B. // Opinión
LA METÁFORA DEL ÉBOLA (y II)
Escrito por Miguel Benavent de B. Sin comentariosContinuación…
Detrás del asunto del ébola, lamentablemente hay incapacidad y desinterés de los gobiernos del mal llamado Primer Mundo para evitar el exterminio o la extinción de una población que sufre las consecuencias de lo peor de la raza humana. Esa maldad inherente al ser humano y que, si lo permitimos, invade nuestro mundo y ataca a los más desfavorecidos, siempre que puede, provocando situaciones esperpénticas, como poblaciones recluídas en sus domicilios para evitar que se propague la epidemia; la coexistencia de los enfermos de ébola con su entorno familiar, por no poder ser ingresados en clínicas ni estar convenientemente aislados, mientras los voluntarios y personal sanitario “in situ” y los observadores internacionales de la OMS visten con ropas preparadas que evitan cualquier contagio; gobiernos que hoy y por esa causa, evidencian que no tienen medios ni voluntad por mirar de cara este problema. Y así, miles y miles de personas de toda condición, raza, sexo o edad -cuyo denominador común es la debilidad y la pobreza, claro está- fallecen cada día, ante la indiferencia y las cámaras de TV de países desarrollados, logrando crear un espectáculo televisivo dantesco…
¿Por qué Dios, la Vida, el Amor o llámale como quieras, permite estas situaciones? Supongo que para que despierte conciencias dormidas, para que se movilicen los corazones de las personas honestas y responsables…y para que aprendamos que con los seres humanos no se juega! Seguramente la crónica ceguera humana provocada por la soberbia, la vanidad o la codicia desmesurada -verdaderas epidemias de la Humanidad, desde siempre- necesite de vez en cuando catástrofes como el ébola para recuperar la visión de un mundo que, tanto a nivel humanitario como medioambiental, se está desmoronando día a día por nuestra falta de humildad, honestidad y responsabilidad con nosotros mismos, con los demás y con todo lo que nos rodea. ¿Algún día aprenderemos a ser simple y llanamente humanos? ¿Nos daremos cuenta de que cada día que pasa sin atender a nuestro corazón y dejándonos abatir por las circunstancias, estamos propiciando que la maldad nos invada y provoque situaciones como la del ébola, entre otras muchas otras similares?
Te lo parezca o no, el mundo está cambiando a mejor…pese al esfuerzo ingente de algunos por evitarlo. Cada día más, las personas con la conciencia despierta nos negamos a este tipo de evidencias e intentamos con toda nuestra energía cambiar nuestro entorno más inmediato para, paso a paso, mejorar este mundo insano, inhumano e injusto. Y eso solo es posible si aprendemos a ser y sentirnos felices, aunque sea cada día un rato y compartimos nuestro amor, en vez de compatir nuestras miserias y poner paños calientes a nuestras imperfecciones! Todo lo que necesitamos está en nuestras manos… o, mejor dicho, en nuestro corazón!