Revista Salud y Bienestar

La migración y el proceso de duelo

Por Pedirayudas @Pedirayudas
La migración y el proceso de duelo

La emigración forma parte de la historia y evolución del ser humano. En la actualidad las razones son diversas y estos desplazamientos pueden darse por motivos laborales, búsqueda de nuevas oportunidades, reunirse con familiares o para estudiar. Otras razones que motivan a las personas a dejar atrás sus países de origen son los conflictos, persecuciones, terrorismo, violaciones o abusos de los derechos humanos, factores ambientales etc.

La migración es uno de los fenómenos que más desestabiliza la vida de las personas por el cambio drástico que comporta, un proceso influenciado por características personales, las condiciones de la migración, el país de destino, el apoyo social y factores como la nacionalidad, la edad, etc.

Dejar atrás toda una vida construida

Adentrarse en esta experiencia implica dejar atrás toda una vida construida, familia, amigos, cultura (duelos múltiples) lo que comporta un sentimiento de pérdida y un trabajo personal para lograr la adaptación en el nuevo territorio y afrontar la nueva realidad.

Esta experiencia de cambio obliga a la persona a trabajar en dos direcciones, por un lado la adaptación a lo nuevo y desconocido, y por otro, la elaboración del duelo. Como cada persona es diferente, el proceso de duelo también lo es. Pero hay que destacar que el proyecto migratorio en sí mismo conlleva un alto grado de estrés que prolongado en el tiempo puede afectar a la salud mental.

La brecha identitaria

El miedo aparece, las pérdidas de referencias y los síntomas confusionales suelen estar permanente, aunque no de forma continuada, esto no sucede nada más llegar al nuevo lugar. Transcurridos los primeros momentos de novedad las personas con el tiempo experimentan un sentimiento de nostalgia acompañado de tristeza, aparece la brecha identitaria y modifica el conjunto de autorepresentaciones que permiten que la persona se sienta. Por una parte, como semejante y perteneciente a determinadas comunidades de personas y, por otra parte, diferente y no perteneciente a otras. Un sentimiento de estar entre dos países, dos culturas, dos planteamientos vitales, y multitud de emociones enfrentadas.

En un primer momento puede resultar complicado afrontar las ganancias y los beneficios. Porque también supone experimentar esta respuesta emotiva a la pérdida que comporta una reorganización. Tanto interna como externa de los diferentes ámbitos de la vida de la persona, poniendo a prueba la capacidad de resiliencia y adaptación .

¿Cómo poder sobrellevar mejor este proceso?

A veces ocurre que se produce una "pseudointegración", de cara a la sociedad la persona está perfectamente integrada. Sin embargo en su privacidad alberga mucho sufrimiento.

Para sobrellevar este periodo de adaptación ofrecemos algunas recomendaciones a parte, por supuesto, de pedir ayuda profesional.

  • Es aconsejable sopesar los beneficios y ganancias, esto tiende a aliviar y reducir el sufrimiento con aquello que se está consiguiendo.
  • Hacerse una falsa expectativa incrementa el sufrimiento. Tanto el país de origen como el de acogida tienen, ventajas e inconvenientes. Identifícalos, puesto que una vez que vayan apareciendo encontrando obstáculos y dificultades, romper con la imagen idealizada, puede ser muy decepcionante.
  • Emigrar es una experiencia común y humana, y todos los sentimientos que genera también lo son. Echar de menos nuestra tierra, sentir nostalgia, tristeza, etc. Es necesario permitirse sentirlas, aunque nos resulten negativas, nos facilitan la reflexión y mejor adaptación ante cambios vitales.
  • Rodearse de personas para fomentar el apoyo social, previene el aislamiento. Compartir experiencias vividas vincula a las personas. Relacionarse también con personas autóctonas del país puede ofrecer nuevas oportunidades y ayudar a la adaptación.
  • Todo cambio vital conlleva un cambio en la identidad. En estos casos implica integrar la propia cultura y costumbres asociadas con otra nueva. Por lo que emigrar es una gran oportunidad para conocer: tanto la nueva cultura, como aspectos de la propia (que muchas veces no nos llaman la atención hasta que no nos adentramos en otra muy diferente) y conocernos a nosotros mismos a través de los cambios.

Existe una relación estrecha entre el proyecto migratorio, el grado de consecución de los objetivos, el apoyo social, la elaboración del duelo y el proceso de adaptación. A mayor apoyo social y éxito en la consecución de los objetivos del proyecto migratorio, mejor es la elaboración del duelo y por lo tanto habrá mejor adaptación e integración en el nuevo contexto.


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