A cada ola el azul de tus ojos se mezcla con la rubia arena de tu pelo.
Cada golpe viene con tu nombre y la espuma hace que permanezca en un constante olvido el eco de tu voz.
El salitre se pega a mi piel, como cuando tus caricias buscan cada hueco de mi cuerpo.
La mar está picada, son demasiados pensamientos, emociones y sentimientos por ordenar.
El mar los va arrastrando hacia aguas más oscuras, más azules.
En verdad son más transparentes, pues el tiempo va dando forma al pensar y moldea los caminos a seguir.
Qué suerte estar en la misma ola y saber que en algún momento romperemos en la orilla.
Pero mientras, sigamos mirando el horizonte, que la orilla ya la conocemos.