Visionando la serie de temática histórica Los Tudor, como historiadora no pude detener mi irrefrenable deseo por saber qué historias de las que se cuentan en la serie son ciertas y cuales no.
Como toda serie de televisión que se articula en torno a pasajes históricos, se permiten determinadas licencias en el guión que poco o nada se adaptan a la realidad histórica, como por ejemplo, en la serie el cardenal Wolsey está fervientemente a favor de la corona francesa, cuando la realidad fue bien distinta, y a quienes apoyaba era a la corona española, aunque fue un personaje que iba y venía, en realidad.
Pero la cuestión que vengo a comentar, no es ésta. Si no, no tendría tiempo ni espacio y debería hacerlo con las mil series de tv y películas de temática histórica que existen.
Hoy me voy a centrar en un aspecto de la serie, un hecho que narran, que sí sucedió en la historia de Inglaterra. Y fue la epidemia de lo que ellos llamaron fiebre sudorosa o peste sudorosa.
Me ha llamado poderosamente la atención, porque las enfermedades que aparecen típicamente en series y cine son la peste, la peste negra o la lepra, en estas épocas, y la tuberculosis y demás en los siglos XVIII, etc. En cambio aquí se habla de la fiebre sudorosa. Me pongo a investigar y resulta que es una enfermedad que atacó con gran virulencia a la población inglesa, en varias ocasiones, para no volver a surgir jamás.
Fue una enfermedad altamente contagiosa y generalmente mortal, que afectó a Inglaterra en cinco oleadas durante los siglos XV y XVI. Desaparecía de forma casi instantánea. Su síntoma principal era una sudoración severa, lo que le dio el nombre. No está claro qué tipo de enfermedad era, aunque se ha conjeturado con varias causas como algún tipo de gripe o por hantavirus.
No atacaba a los bebés ni a los niños pequeños, y sus víctimas eran, mayoritariamente, varones especialmente sanos, jóvenes y fuertes. Y es un misterio porque aún hoy no se conoce nada acerca de ella, ni sus causas, ni como se propaga.
La epidemia de sudor inglés comenzó a principios del reinado de Enrique VIII, en Londres provocó una gran mortandad. Esta alarmante enfermedad era muy diferente a la conocida peste, pues fue muy rápida y mortal, en cuestión de 12 horas, el enfermo moría. Si el paciente lograba sobrevivir estas horas, era muy posible que sobreviviera a la enfermedad. Los síntomas eran: palidez, debilidad, estremecimiento, frío, accesos de fiebre y sudor, mucho sudor, síntomas que duraban de dos a tres días, algunos morían, otros pasado ese periodo critico mejoraban de inmediato.
Enrique VIII
También es muy curiosa porque discriminaba. Históricamente, lo normal era que las epidemias se cebaran con la clases más humildes por razones de salubridad de sus hogares y barrios y por la debilidad física acusada por la falta de alimentación y el duro trabajo. Pero esta enfermedad era "exquisita" pues elegía a las clases altas y medias.
Los primeros y morir en Londres fueron el Lord Mayor (Alcalde) y sus concejales, pero no fueron los únicos, afectó a más de la mitad de la población y algunas ciudades perdieron más del tercio de sus habitantes. Lo más extraño es que a los vecinos territorios de Escocia e Irlanda, no llegó esta enfermedad, no la hubo en Europa, a pesar del tráfico marítimo constante. Sólo los ingleses eran perseguidos y destruidos, los extranjeros en Inglaterra no enfermaban mientras los ciudadanos ingleses sudaban y morían en los puertos franceses, los marinos ingleses estaban afectados y ningún francés enfermo. Llegó de forma inesperada y así se fue. Al menos en los primeros brotes de esta epidemia. Puesto que ya en 1528 invadió el continente, llevándose a millares de ciudadanos y ya no sólo a ingleses.
Su comportamiento, de nuevo, fue muy extraño: afectó a franceses y alemanes donde provocó más de un millar de muertes en una semana, llegó a los holandeses, se extendió a Suecia, Suiza, Dinamarca y Noruega, Lituania, Polonia y Rusia, Bélgica y Países Bajos. En cada lugar la infección no duró mas de un par de semanas, y antes de finalizar el año había desaparecido, excepto en el este de Suiza, donde permaneció hasta el año siguiente. Afectó a los turcos que en esa época estaban en guerra contra Austria y teniendo cercada la ciudad de Viena, los turcos huyeron aterrorizados, por lo que los austriacos capturaron prisioneros, saquearon las tiendas abandonadas por los turcos, llenas de muertos y moribundos, pero la enfermedad los ignoró.
No volvió a aparecer en la Europa continental ni en las islas británicas.
Y ésa es la historia y el misterio.