Revista Salud y Bienestar
La mitad de las mujeres víctimas de maltrato atendidas en el centro de salud sufre depresión y ansiedad
Por Fat
La mitad de las mujeres víctimas de maltrato atendidas en los centros de salud presenta ansiedad y depresión. Ésta es una de las conclusiones que se desprende de una investigación1 realizada en un centro de atención primaria de Badalona y que se ha presentado durante el 31º Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) que se celebra durante estos días en Zaragoza. Como comenta la doctora Carmen Fernández, médico de familia y experta de semFYC en violencia doméstica, "acudir con frecuencia a la consulta por somatizaciones y malestar psicológico es uno de los signos de alerta que el médico debe tener en cuenta a la hora de detectar un posible caso de violencia de género.
El trabajo cuyo objetivo era determinar la prevalencia de mujeres que han sufrido malos tratos por sus parejas, se ha llevado a cabo por un equipo de Badalona, sobre una muestra de 290 pacientes mayores de 16 años, atendidas durante los últimos tres años. De los 10 casos de maltrato que se detectaron, sólo dos estaban diagnosticados como tal, ya que el resto se registró asociados a otros problemas de salud, como insomnio, fatiga o depresión. Ante esta situación, la doctora Fernández admite que es una responsabilidad del profesional tomar conciencia de su papel ante este problema. Cada día se producen un millón de consultas en los centros de salud españoles. El 60% de esas consultas las hacen mujeres y un porcentaje significativo de ellas, unas 60.000 pueden estar pasando por esta situación, aunque no lo mencionen de manera expresa delante del médico. "Esto significa que los médicos de familia debemos aprovechar las consultas por otras patologías para preguntar por la posibilidad de maltrato".
Los problemas de salud añadidos al maltrato condicionan una peor calidad de vida para la paciente. Por eso, como dice la doctora Carmen Fernández, "es preciso conocer los factores de riesgo, situaciones de mayor vulnerabilidad e indicadores de sospecha de maltrato y en ese sentido, la formación es clave. Aparte, claro está, es necesario tener la sensibilidad adecuada para entender que este problema nos atañe como profesionales sanitarios".
-El papel médico de familia
Los médicos de familia formados en la detección y manejo de la violencia doméstica pueden contribuir a mejorar la situación de estas mujeres. Según la doctora Fernández, la formación se traduce en más casos detectados y de forma más precoz, pero también a una mejor respuesta del profesional ante una situación de malos tratos. "Todas las comunidades autónomas están realizando un esfuerzo en esta dirección, pero aún queda mucho por hacer. En algunas como Cantabria, en las que los programas de formación se iniciaron antes y además al no ser muy grande llegaron a la casi totalidad de los profesionales, se ha podido medir este impacto en la práctica comprobándose un incremento notable de la detección y un adelanto en el diagnóstico".
El médico de familia juega un papel crucial porque muchas mujeres van a ir al centro de salud o a los servicios de urgencias en busca de ayuda. "Los médicos deben tener en cuenta que la paciente acude a la consulta sin levantar sospechas. Es fundamental saber escuchar sus necesidades y transmitirles información básica y útil, identificándoles el recurso más adecuado. Los trabajadores sociales del Equipo de Atención Primaria y de los Centros de Acción Social suelen ser los profesionales que mejor conocen los recursos de este tipo y quienes mejor pueden informar a la mujer y derivar, si es preciso, a los servicios sociales", asegura esta experta.
-Pautas para detectar un caso de maltrato
En muchas ocasiones, la falta de tiempo, el temor a invadir la esfera privada de la mujer, o el no saber qué soluciones ofrecerle, son algunas de las razones que explican el diagnóstico tardío. "El tiempo es clave, ya que la entrevista debe ser pausada y sin prisas
Es importante que el profesional conozca los recursos existentes de ayuda a la mujer, para poder canalizar sus demandas y dar respuesta a sus necesidades. Si algún profesional no se sintiera capaz de llevar el seguimiento de una paciente en esta situación, siempre puede derivarla a los recursos específicos que considere necesarios (oficina de atención a víctimas, equipos de apoyo psicológico o legal, servicios sociales, etc.)", explica Carmen Fernández.
La hiperfrecuentación a la consulta, la ansiedad prolongada no justificada y los entornos de posible riesgo que el médico de familia conoce gracias a su relación con la paciente y su familia constituyen elementos que deben empujar al facultativo a indagar activamente si existe o no una situación de maltrato.
Los médicos de familia recomiendan seguir una serie de pautas para realizar la entrevista clínica a una mujer ante una sospecha de maltrato: citar a la mujer sola (asegurar confidencialidad); utilizar el tiempo necesario; observar las actitudes y el estado emocional de la paciente (lenguaje verbal y no verbal); facilitar la expresión de sentimientos, mantener una actitud de escucha activa; hacerle sentir que no es culpable de la violencia sufrida; expresar claramente que la violencia nunca está justificada, abordar directamente el tema de la violencia (preguntas que faciliten las respuestas ) Es importante creer y tomar en serio a la mujer, sin emitir juicios, alertarla sobre los riesgo que corre, ayudarla a tomar decisiones y, en última instancia respetar su decisión. Además, la descripción detallada de todos estos hechos debe incluirse en la historia clínica de la paciente
El trabajo cuyo objetivo era determinar la prevalencia de mujeres que han sufrido malos tratos por sus parejas, se ha llevado a cabo por un equipo de Badalona, sobre una muestra de 290 pacientes mayores de 16 años, atendidas durante los últimos tres años. De los 10 casos de maltrato que se detectaron, sólo dos estaban diagnosticados como tal, ya que el resto se registró asociados a otros problemas de salud, como insomnio, fatiga o depresión. Ante esta situación, la doctora Fernández admite que es una responsabilidad del profesional tomar conciencia de su papel ante este problema. Cada día se producen un millón de consultas en los centros de salud españoles. El 60% de esas consultas las hacen mujeres y un porcentaje significativo de ellas, unas 60.000 pueden estar pasando por esta situación, aunque no lo mencionen de manera expresa delante del médico. "Esto significa que los médicos de familia debemos aprovechar las consultas por otras patologías para preguntar por la posibilidad de maltrato".
Los problemas de salud añadidos al maltrato condicionan una peor calidad de vida para la paciente. Por eso, como dice la doctora Carmen Fernández, "es preciso conocer los factores de riesgo, situaciones de mayor vulnerabilidad e indicadores de sospecha de maltrato y en ese sentido, la formación es clave. Aparte, claro está, es necesario tener la sensibilidad adecuada para entender que este problema nos atañe como profesionales sanitarios".
-El papel médico de familia
Los médicos de familia formados en la detección y manejo de la violencia doméstica pueden contribuir a mejorar la situación de estas mujeres. Según la doctora Fernández, la formación se traduce en más casos detectados y de forma más precoz, pero también a una mejor respuesta del profesional ante una situación de malos tratos. "Todas las comunidades autónomas están realizando un esfuerzo en esta dirección, pero aún queda mucho por hacer. En algunas como Cantabria, en las que los programas de formación se iniciaron antes y además al no ser muy grande llegaron a la casi totalidad de los profesionales, se ha podido medir este impacto en la práctica comprobándose un incremento notable de la detección y un adelanto en el diagnóstico".
El médico de familia juega un papel crucial porque muchas mujeres van a ir al centro de salud o a los servicios de urgencias en busca de ayuda. "Los médicos deben tener en cuenta que la paciente acude a la consulta sin levantar sospechas. Es fundamental saber escuchar sus necesidades y transmitirles información básica y útil, identificándoles el recurso más adecuado. Los trabajadores sociales del Equipo de Atención Primaria y de los Centros de Acción Social suelen ser los profesionales que mejor conocen los recursos de este tipo y quienes mejor pueden informar a la mujer y derivar, si es preciso, a los servicios sociales", asegura esta experta.
-Pautas para detectar un caso de maltrato
En muchas ocasiones, la falta de tiempo, el temor a invadir la esfera privada de la mujer, o el no saber qué soluciones ofrecerle, son algunas de las razones que explican el diagnóstico tardío. "El tiempo es clave, ya que la entrevista debe ser pausada y sin prisas
Es importante que el profesional conozca los recursos existentes de ayuda a la mujer, para poder canalizar sus demandas y dar respuesta a sus necesidades. Si algún profesional no se sintiera capaz de llevar el seguimiento de una paciente en esta situación, siempre puede derivarla a los recursos específicos que considere necesarios (oficina de atención a víctimas, equipos de apoyo psicológico o legal, servicios sociales, etc.)", explica Carmen Fernández.
La hiperfrecuentación a la consulta, la ansiedad prolongada no justificada y los entornos de posible riesgo que el médico de familia conoce gracias a su relación con la paciente y su familia constituyen elementos que deben empujar al facultativo a indagar activamente si existe o no una situación de maltrato.
Los médicos de familia recomiendan seguir una serie de pautas para realizar la entrevista clínica a una mujer ante una sospecha de maltrato: citar a la mujer sola (asegurar confidencialidad); utilizar el tiempo necesario; observar las actitudes y el estado emocional de la paciente (lenguaje verbal y no verbal); facilitar la expresión de sentimientos, mantener una actitud de escucha activa; hacerle sentir que no es culpable de la violencia sufrida; expresar claramente que la violencia nunca está justificada, abordar directamente el tema de la violencia (preguntas que faciliten las respuestas ) Es importante creer y tomar en serio a la mujer, sin emitir juicios, alertarla sobre los riesgo que corre, ayudarla a tomar decisiones y, en última instancia respetar su decisión. Además, la descripción detallada de todos estos hechos debe incluirse en la historia clínica de la paciente
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