Revista Salud y Bienestar

La moda de la moda del “movimiento antivacunas”

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Una búsqueda en Google nos ofrece unas 10.400 entradas por el concepto “antivacunas”. Sin embargo NO existe un movimiento “antivacunas” como tal. Sí que existen millones de personas críticas con las vacunas en general y con algunas en particular. ¿Por qué crece el número de personas críticas con las vacunas? ¿Qué intereses hay detrás de que exista un “movimiento antivacunas”?

Ayer, tras publicar sobre la Propuesta de programa de compensación de daños por vacunas en España, lanzada por un catedrático de Vacunología, difundí en Twitter el post. Entre otras a la Asociación Española de Vacunología. La casualidad quiso que una hora después viera en mi “muro” de dicha red un tuit de dicha entidad:

Vacunas.org (@AEV_Vacunas) twitteó a las 8:03 p.m. on mar, abr 23, 2013:
Los movimientos antivacunas en la red y¿las ayudas online? por @Mjapasquin http://t.co/DbFHpMFHhr #lasvacunassalvanvidas
(https://twitter.com/AEV_Vacunas/status/326758161908379648)

Les insistí pidiéndoles su opinión sobre la propuesta de compensar a quienes sufren daños provocados por este sistema preventivo. Pero nada, no parece que vaya a haber debate.

Poco antes de escribir el post de ayer que menciono, había leído una entrevista que le hace mi compañero de El País, Emilio de Benito, a Berta Uriel, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH). En ella, esta médico cita “La moda de los antivacunas” y la incluye en el paquete de “modas autodestructivas que no están fundamentadas en la ciencia“.

Está claro que la Ciencia es algo que se estira y se encoge como la pata de Jorge, según convenga. ¿No forma parte entonces de la Ciencia la propuesta del catedrático de Vacunología José Tuells, publicada en la revista Medicina Clínica? ¿No es científica la crítica de la vacuna del papiloma que hace la investigadora Lucija Tomljenovic con los datos de los ensayos clínicos del propio laboratorio y publicada en una revista científica? ¿Es poco científica la Cochrane Library, “biblia” de la medicina basa en la evidencia, que ha publicado varias revisiones que concluyen que la vacuna de la gripe tiene una eficacia muy baja?

No es cierto que exista un “movimento antivacunas”. No existen portavoces, ni tiene una página web y medios propios, ni siquiera un nombre con el que identificarlo ni propuestas concretas. Existen personas que cada vez más se cuestionan la vacunación: porque falta información científica independiente; porque atisban la mercantilización de su salud que se realiza; porque se minimizan los daños (ver la entrevista con Berta Uriel y contrastar con el caso Infanrix) y se exagera su efectividad y porque sienten agredida su libertad de elección cada vez que se les “criminaliza” llamándoles “antivacunas”.

La difusión del concepto antivacunas es una reacción torpe de la industria que las fabrica ante el descrédito que han provocado ellos mismos con la falsa pandemia de gripe A o la aplicación de la polémica vacuna del papiloma, entre otras. Es parte de la estrategia de márketing del miedo; hacer creer a la población que corre un gran peligro porque hay padres y madres (y profesionales sanitarios…) que no se vacunan como dios manda.

Reacciona la industria pero no da la cara. Ese papel lo juegan entidades profesionales de variados ámbitos pero sobre todo del sanitario, como la Asociación Española de Vacunología, que está patrocinada por los grandes laboratorios fabricantes de vacunas. Susmáximos mecenas son las compañías GlaxoSmithKline (GSK) y Sanofi Pasteur Merck (MSD), fabricantes de la del papiloma (qué casualidad, la más cuestionada hoy). Como explica la AEV en su web, además de los mencionados laboratorios, son patrocinadores Pfizer Baxter. En la web de la SEMPSPH se agradece la “colaboración institucional” (sic) de GlaxoSmithKline.

Escrito todo esto, creo que es conveniente que las asociaciones de afectados y entidades críticas con las vacunas se unan en una sola plataforma que ofrezca información científica sobre el asunto, que documente los fallos en la eficacia de algunas, los daños provocados por las mismas  y haga propuestas positivas tendentes a la sana convivencia de las personas y su salud con los remedios.

El objetivo no sería oponerse a las vacunaciones sino que se hagan en función de necesidades reales; de manera individualizada, estudiando caso por caso y racionalizando al máximo su uso; con vacunas cuya eficacia y seguridad esté bien fundamentada científicamente; informando adecuadamente a la población sobre las posibles reacciones adversas y firmando consentimiento informado; y haciéndose cargo solidariamente Administraciones y laboratorios fabricantes de los daños que puedan causar (y que han causado) estos productos.


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