Revista Viajes

La Mole Antonelliana, el símbolo de Turín

Por Viajeros

Las capitales italianas suelen tener cada una su símbolo: el Duomo en el caso de Florencia y Milán, la torre en el caso de Pisa… y en el caso de Turín, un curioso edificio que recibe el nombre de Mole Antonelliana.

Mole Antonelliana 460x345 La Mole Antonelliana, el símbolo de Turín
La Mole Antonelliana destaca entre todos los demás edificios de la ciudad; incluso, durante un tiempo, fue la construcción de ladrillo más alta de Europa, con sus 167’50 metros. Fue construida entre 1863 y 1888, en un principio para albergar una sinagoga, pero debido a los numerosos problemas que surgieron durante su construcción y al temor de que se derrumbase, la comunidad judía decidió cederla a cambio de otros terrenos. Finalmente, la Mole fue completada y dedicada al rey de Italia, Vittorio Emmanuele II.

El nombre rinde honor a su arquitecto, Alessandro Antonelli, quien logró un hito considerable al erigir semejante mole (de ahí también el nombre): debido a su altura, la estructura soportaba un peso tremendo, por lo que Antonelli tuvo que idear un sistema que combinaba cadenas, cables y arcos para sostenerla. Aunque el proyecto inicial tenía 47 metros, el arquitecto se fue animando hasta llegar a la altura actual (ahí se entiende que los judíos no lo viesen claro y prefiriesen irse a otro lugar antes que les cayera sobre la cabeza).

A medida que crecía, la Mole Antonelliana se convirtió en el símbolo de Turín, por sus espectaculares dimensiones y por su peculiar forma, que no puede definirse claramente con un estilo. En 1884 se inauguró en ocasión de la Exposición Universal (si bien quedaba aún por finalizar la punta) y un pequeño globo aerostático subía a los visitantes hasta la cima, desde donde se dominaba toda la ciudad.


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