La molesta marea verde

Soy una más de las que conforman la marea verde a favor de la enseñanza pública. Y lo hago por convicción. Porque quiero para mis hijos una educación pública, de calidad y gratuita y porque estoy harta de tantas mentiras. En lo que a mí respecta, en el colegio de mi hijo, que cursa primaria, ya no hay profesores de apoyo, ni tutorías, ni monitor de comedor que antes pagaba la comunidad (eso este curso) y en el instituto de referencia que le corresponde, se han suprimido catorce profesores. Pero seguimos oyendo que no se ha tocado la calidad, que todo está manipulado, que si es una revuelta sindical, que es mentira todo lo que se dice, que lo que pasa es que los profesores son muy poco solidarios y no quieren arrimar el hombro… Qué poca vergüenza. La misma que ciertos profesionales de la pública que recomiendan llevar a los niños a colegios concertados en vez de alzar sus voces contra tanto despropósito. O una de dos, o no creen en su propia capacidad de enseñar y se han convertido en burócratas autómatas o son acólitos de los que mandan sin cuestionar sus “acertadas” decisiones.

Si no somos críticos en asuntos tan importantes como la educación y la sanidad que tanto nos ha costado y nos cuesta que sea pública, gratuita y de calidad y de las que nos sentíamos orgullosos, lo único que vamos a conseguir es abrir brechas sociales cada vez más grandes e insalvables. ¿Eso es lo que queremos? Yo desde luego NO. Vale que estamos en crisis pero que no se juegue con el futuro de este país.