Revista Opinión
Felipe VI y Juan Carlos. La periodista Marta Nebot, en este artículo, aparecido en Público el pasado lunes, nos recuerda que, en 1995, Adolfo Suárez reconocía ante Victoria Prego, en privado, tapando el micrófono, que en la transición no se hizo un referéndum sobre la monarquía porque lo habría perdido. Por eso no votamos monarquía o república. Aquí se votó o Constitución con Rey incluido o nada. “Dicho esto, ahora resulta que, lo que Suárez reconoció a escondidas, se me ha revelado como verdad incontestable gracias a otra fuente más clara y menos comedida. Una diputada, colaboradora estrecha de Suárez, me ha dicho, con su boquita, que ‘no es que lo diga Victoria Prego, es que te lo digo yo’ y no en un cuchicheo fuera de cámara. ‘Si se hubiera podido hacer un referéndum que ratificara a la monarquía, claro que se habría hecho’, razona rotundamente. “Lo que pasó es que ‘las encuestas que se hicieron dejaban claro que ese referéndum la monarquía lo perdía’ y eso llega hasta ahora. Las dos últimas encuestas publicadas, hechas por Público y El Español, a falta de las oficiales –el CIS lleva, al menos, 5 años amordazando la libertad de expresión de los españoles al respecto–, lo ratifican. Dieciséis cabeceras digitales han firmado una carta al Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) solicitando un sondeo monográfico para saber qué pensamos sobre nuestra monarquía. Lo sorprendente –o no tanto– es que no la firmen el resto de medios que debería defender la libertad de expresión de los españoles tanto como la propia. La última vez que nos preguntaron, allá por abril de 2015, solo lo hicieron sobre Felipe VI, que llevaba menos de un año en el trono; nada sobre la institución o sobre su padre, que había acelerado su proceso de autodestrucción masiva, tras aquella noche fatídica del 13 de abril de 2012, en que se cayó y se rompió la cadera en Botsuana, en plena crisis económica, en una escapada con su amante y cacería de elefantes incluida. Aquello le arrebató el trono, en menos de tres años, a pesar de sus disculpas reales. El Rey dijo a una cámara, en un pasillo mal iluminado del hospital donde le acababan de operar: ‘Lo siento mucho; me he equivocado y no volverá a ocurrir’. Parecía sincero y lo fue: no volvió a caerse –que sepamos– fuera de España. Pero su codicia continuó y ahora la vamos conociendo por entregas diarias”.