Cuando los reality invadieron la televisión destaparon la caja de pandora, pues los productores de contenidos encontraron un nicho de historias sin fondo y los telespectadores ávidos de rozar la gloria efímera rompieron los límites del pundonor.
Escudados en esta guerra sin tregua, Cuatro ha iniciado una emisión que monitorizará la vida de cinco jóvenes que aspiran a ser monjas. Se supone que este reality será el opuesto al burdel que emite Tele Cinco desde hace casi veinte temporadas. Sin embargo, Gran Hermano sí está en su escenario natural, en una cadena que ofrece circo. Pero ¿cómo se puede encajar que se haga espectáculo televisivo desde un convento de clausura? Una tautología que se puede explicar desde la industria del entretenimiento pero no desde la iglesia.
alfonsovazquez.comciberantropólogo