La serie de películas de terror creada a raíz del estreno en 2013 de la cinta “Expediente Warren” ha supuesto una cierta revitalización de esta modalidad cinematográfica. Tanto a nivel de taquilla como de crítica, se ha superado la media en la que tradicionalmente se movían este tipo de producciones. Y, pese a que esta franquicia se ha desarrollado de forma un tanto anárquica en su forma de presentación (dos películas estrenadas bajo la identificación de “The Conjuring”, otras dos con el título de “Annabelle” y ahora un “spin off” denominado “La monja”), ha logrado mantener hasta la fecha unas recaudaciones mundiales por encima de los trescientos millones de dólares en cada uno de sus estrenos (con inversiones iniciales que iban desde los seis millones a los cuarenta) y ganar adeptos para proyectos futuros. Así que, ante semejante capacidad para acumular ganancias y seguidores fieles, sus productores ya preparan dos entregas más para los próximos años. Alguna de estas propuestas contiene interesantes aportaciones, tanto para un aficionado al cine en general y como para un simpatizante del género de terror en particular. Sin embargo, yo no me hallo entre los devotos de este denominado en el mundo anglosajón “horror”. A la larga, las historias terminan resultando repetitivas y con el paso del tiempo cualquier contribución artística acaba alejándose irremediablemente de los cimientos fundamentales del Séptimo Arte (interpretación, guion y dirección) para caer en la repetición de fórmulas que se han demostrado eficaces con anterioridad. Personalmente encuentro más acertados los filmes de “Expediente Warren” que los de “Annabelle” y, pese a que en “La monja” se pretende (y, en parte, se logra) elevar de nuevo la calidad, es preciso entrar en la sala de proyección contando con una especial adicción a esta variante cinematográfica. Si no, más allá de algunos sustos y de una cierta tensión, el carácter artificial del producto lastra por completo cualquier expectativa. Una joven monja de clausura se suicida en Rumanía en extrañas circunstancias. Un sacerdote y una novicia son enviados allí para investigar el caso. Ambos se verán arrastrados por otra maléfica y demoníaca religiosa que pondrá en peligro sus vidas y su fe. Cuando se trasladan a la gran pantalla, todas estas narraciones sufren de modo inevitable las comparativas con “El exorcista” de William Friedkin (ganadora de dos Oscar y cuatro Globos de Oro), que cambió para siempre la consideración del cine de terror. Dicho esto, y aunque mejora los registros de “Annabelle”, “La monja” no resiste comparación alguna con el título de 1973. Se trata del segundo trabajo de Corin Hardy tras la fallida “The Hallow”. Adoleciendo de la experiencia de James Wan (realizador de las dos entregas de “Expediente Warren” y, como productor, verdadera alma de toda la saga) se puede concluir que la autoría de esta obra reposa más en los despachos de la productora que en el set de rodaje. Además, se nota en exceso el pasado del realizador en el mundo del videoclip. Forman parte del elenco el actor mejicano Demián Bichir (“Alien: Covenant”, “Los odiosos ocho”), Taissa Farmiga -hermana de Vera (“La excepción a la regla”, “El valle de la venganza”)-, Jonas Bloquet (“Elle”, “Malavita”) y Bonnie Aarons, repitiendo su personaje de “Expediente Warren: El caso Enfield”.
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Datos del film
Título original: The Nun
Año: 2018
Duración: 96 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Corin Hardy
Guion: Gary Dauberman (Historia: James Wan, Gary Dauberman)
Música: Abel Korzeniowski
Fotografía: Maxime Alexandre
Reparto: Taissa Farmiga, Demian Bichir, Bonnie Aarons, Charlotte Hope