La montaña rusa

La salud de Rayo es como una montaña rusa, que sube y baja sin previo aviso. Hoy puede estar genial, como un toro, jugando al fútbol, corriendo, saltando y mañana estar hecho un guiñapito con una jaqueca que no le permite ni ir al colegio. Así es él, así es nuestra situación. 
Hace un mes le veía su médico en el hospital en la enésima revisión. Todo estaba bien, había recuperado su vida normal, alguna jaqueca puntual casi siempre ligada a algún cuadro febril o catarral. Algo esperable pero sin consecuencias. La consigna, la de siempre: revisión en un año a menos que las cosas se compliquen, y de ser así acudir a urgencias. 
Todo iba bien así que, ¿por qué no?, una escapadita, unos días de excursión por el norte, salir un poco de la rutina para olvidar un poco los meses pasados. Lo tenía pensado, lo tenía mirado, elegido. Pero no fue hasta la semana pasada que me atreví a terminar de organizarlo. Ya lo tengo todo: destino Colunga, en Asturias, cuatro días para recorrer lugares conocidos, respirar aire limpio, y disfrutar del paisaje. 
Pero la jaqueca quiso asomarse la semana pasada y hoy ha vuelto a aparecer, le despertó y no podrá ir al colegio. Y las dudas aparecen, y entonces me enfado conmigo misma por planear, por ilusionarme. Un dolor de mañana, un dolor que le despierta, ¿otra vez? 
Y por mucho que quiera ver el lado positivo, por mucho que me quiera convencer de que es algo puntual, que el cambio de tiempo le afecta, que puede estar incubando algo y por eso ocurre..... no puedo evitar sentir un quemazón en el pecho. 
Hoy me siento triste y llena de dudas.