Todos hemos estado en una montaña rusa, para algunos es algo muy divertido pero para otros es algo parecido a una tortura. Sobre todo por las bajadas tan pronunciadas y las vueltas que damos a grandes velocidades, nos dan unas sensaciones de peligro, que a la vez que tenemos miedo, también nos excitan y nos hacen sentir más vivos, algo parecido a los deportes extremos.
Sin embargo, hay otra montaña rusa mucho más diabólica, incluso más peligrosa que no la vemos ya que estamos montados en ella, me refiero a la atracción llamada economía. La cual estamos muy tranquilos cuando sube, pero cuando baja sentimos verdadero pánico y rezamos para que vuelva lo más rápidamente la siguiente subida. Por desgracia, ocurre al revés que una montaña rusa normal, las subidas las hacemos en muy poco período de tiempo, y sin embargo, las bajadas y curvas parecen que no tienen fin y a la mayoría caemos en la ansiedad.
Además de las crisis, estamos asistiendo a un frenesí en los mercados, porque cada vez los ciclos de los productos y servicios son mucho más cortos, y las empresas demandan tener unos beneficios a muy corto plazo. Perdemos la cuenta de cuantas versiones ha existido de Iphones, televisores, ordenadores, etc. Y a no ser que seamos un entendido, lo que se denomina en el argot, un "friki" nos mareamos al tener que cambiar cada vez y más rápido de esos productos y servicios. Por eso tenemos la sensación de estar siempre en una montaña rusa sin descanso de la cual no podemos para a reflexionar si estamos haciendo lo correcto, si es rentable o si nos va servir por un periodo de tiempo, y aunque podamos pensar un poco, enseguida nos lleva la siguiente bajada o cambio de dirección de la vagoneta y tenemos que adaptarnos más rápido a esa nueva situación.
Este consumismo sin freno ha topado con la realidad de una crisis, la cual se veía venir, y que ha hecho comprender a un gran número de clientes a replantearse las necesidades reales, sobre todo las empresas, a la hora de adquirir nuevos productos y servicios, resaltando la tecnología y la gestión. Manteniéndose dentro de la permisividad de sus mercados, con maquinaría más antigua o más conocida, antes que enfrentarse a nuevas soluciones, las cuales requieren un gran esfuerzo, tanto en lo económico como en lo formativo. Por lo que esperarán a intentar rentabilizar o estirar más sus equipos antes de aventurarse en nuevas soluciones, que a lo mejor son muy rentables, pero al existir cambios tan bruscos, ya no lo son.
Un ejemplo son las televisiones, en menos que canta un gallo, es decir, menos de una década, hemos pasado de la tecnología de Plasma, Led, 3D, y ahora Smart Tv. Hay pocos bolsillos que puedan realizar cambios tan bruscos en tan corto periodo de tiempo. Una tecnología necesita tiempo para asentarse y poder integrase en el mercado, cierto es que la investigación va desarrollando los modelos, pero dudo que las empresas de televisión ya les sea tan rentable cambios tan bruscos, sino, tiempo al tiempo.
La prisas son malas consejeras, tanto para los clientes como las empresas, sobre todo si esos cambios vienen más por estas últimas. Al final, la decisión soberana la tendrá el consumidor, que por fuerza mayor, y sino hay una salida rápida al actual escenario económico, hará caso omiso de compras impulsivas o de moda, ya que tendrá que decidirse en usar sus recursos en compras más importantes para el día a día........