La moral católica, su influencia en la política

Volvemos a lo mismo, el otro día Futbolín me pedía que reflexionara sobre el catolicismo y cómo éste influía en su forma de entender la política a sus practicantes.
Lo que más me llama la atención es el tipo de conciencia que tienen todos estos supercatólicos.
Tomemos, por empezar por uno, a aquel tipo, Juan March que le sufragó al Caudillo una sublevación que se llevó por delante un millón de muertos. ¿Es que estos tipos no tienen conciencia?, un millón de muertos se dice pronto pero, puestos uno detrás de otro, le podía dar la vuelta a su isla, esa Mallorca que ahora es el ideal de los turistas alemanes.
Y qué decir de ese otro millón de muertos que supuso el capricho de Aznar que tan bien la pereció al hermano de Bush, aquel que dijo que la república española iba enriquecerse mucho con aquella guerra, tanto que según la ministra de Exteriores, de Palacio, ibamos a recoger gratis el gasoil en las gasolineras, o sea que era para eso, según  tan cualificados expertos, para lo que Aznar decidió llevar la guerra a Irak y generar otro millón largo de muertos.
Insisto, pero ¿qué clase de conciencia tiene esta gente? Yo no consigo dormir si he pisado uno de esos caracolillos que salen cuando acaba la lluvia, un caracolillo, un animal sin alma e incapaz de sufrir pero esos millones de mujeres, ancianos y niños cuyo único crimen fue estar allí, encima de un enorme surtidor de petróleo que codiciaba tanto Dick Cheney, el vicepresidente deBush, el amigo de la Palacio, aquella ministra que pensaba que matando irakies nos ibamos a hacer ricos todos los españoles, la sangre vertida para ello no le importaba mucho a esta mujer, miembro del Opus Dei, que contrajo un cáncer y desapareció, como tampoco le importaban nada al marido de Ana Botella, que pertenece a los Legionarios de Cristo.
Vuelvo a insistir, pero ¿què clase de conciencia tienen todos estos católícos, como compaginan sus creencias divinas con sus asesinatos masivos o es que piensan sinceramente que el dinero lo santifica todo?
Al lado de estos crímenes masivos, a ellos puede causarles risa que nadie se aterre imaginando el sufrimiento que la mayor de las miserias inflige a esos 13 millones de españoles que viven bajo el nivel de la pobreza mientras Rajoy y Cospedal ya no saben qué hacer con el dinero que ganan pues no lo pueden abonar en sus cuentas corrientes por miedo a Hacienda.
A personas normales, esto los induciría a rebajar el nivel de sus aspiraciones, si ellos acumulan ya mucho más de lo que pudieran gastar toda su familia por muchos años que vivan ¿para qué quieren más?, debe de ser un fallo psicológico, una especie de enfermedad mental cuya característica es una insaciable avaricia.
El caso es que ellos siguen acumulando dinero en contra de lo que les dijo el fundador de su secta: es más difícil que un rico se salve que un camello pase por el ojo de una aguja.
¿O es que ellos tampoco creen que Cristo era Dios y por lo tanto se toman sus normas como chistes, o como locuras proferidas por un pobre borracho?
Asombra, por lo tanto, ¿o lo justifica? la ingente cantidad de dinero que le dan a la Iglesia para que prosiga su labor evangélica, creyendo que es esencialmente falso todo lo que dicen los referidos textos.
Son, por tanto, también aquellos sepulcros blanqueados de los que hablaba su Mesías, fariseos que acuden a los templos no sabemos por qué pues no hay dinero suficiente en los cepillos para justificar tantas visitas.
Si es la confesión lo que produce esa enorme alegría con la que los católicos pecan de esa manera, si la simple absolución de un sacerdote perdona millones y millones de crímenes sangrantes, todo está permitido y la vida en lugar de un valle de lágrimas es un camino de rosas, para estos católicos.