Revista África

La moral de plastilina

Por En Clave De África

26.05.10 | 19:43. Archivado en Política y Economía, Costumbres, Medios de comunicación

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(AE)
Se les ve venir desde muy lejos, se siente su “santa ira”, su integridad y su celo ardiente como si fueran inquisidores redivivos en versión tropical. Han revuelto Roma con Santiago para organizar una “cruzada” (atención al nombre) contra la homosexualidad y para cambiar las leyes, sentenciando incluso a muerte a quien sodomice a un menor de edad. A estos políticos tan activos en este punto no les ha faltado apoyo de ciertas iglesias de corte más fundamentalista y puritano. El revuelo que se ha ocasionado ha sido considerable e incluso ha habido algunos países que han amenazado con cortar las ayudas al desarrollo si se llega a discriminar y a estigmatizar a los homosexuales con una ley así de draconiana.

En general, me parece muy loable el velar por la moral y las buenas costumbres, pero no puedo evitar sentir que algo me huela a chamusquina cuando se es tan diligente, tan intransigente y tan duro con ciertas actitudes y se hace la vista gorda con muchas otras. Algunos líderes políticos africanos, y más concretamente en Uganda, ven que la homosexualidad y otras “desviaciones” de la moral tradicional son poco menos que la mayor amenaza para la sociedad de hoy y para las generaciones que vienen y así lo dejan plasmado en sus acalorados discursos... si un extraterrestre o alguien que no estuviera al tanto de la situación del país escuchara las soflamas de este tipo que aparecen en tantos medios, podría pensar que, a tenor de la atención que se le dedica, debería ser este un “mal” ampliamente extendido en el país y que poco menos que amenaza la seguridad nacional y el futuro de la juventud.

Nada más lejano de la realidad. Nos encontramos obviamente ante una cortina de humo, un globo sonda mediático que quiere hacer que la gente se olvide de “otros” temas, más cruciales, como por ejemplo, el balance del famoso CHOGM, la cumbre de los Jefes de Estado de la Commonwealth que tuvo lugar en Uganda en 2007 y que según los informes que se han hecho públicos desde tal efemérides, aquello fue una verdadera orgía de mala gestión financiera, contratos amañados o fantasmas, funcionarios gubernamentales que salieron de aquello con enormes beneficios y con cuentas en el extranjero... todo un entramado de intereses y de chanchullos que dejaría a Alí Babá y los cuarenta ladrones como meros aprendices.

Es cuando menos curioso que la zona genital depare a estos próceres muchos más quebraderos de cabeza que, por ejemplo, el destino de millones de dólares que han salido de las arcas del estado y han ido a parar a individuos sin escrúpulos. Hombre, puestos a ser exhaustivos en la materia sexual, te da cuando menos rabia que los que remueven las aguas de la opinión pública saquen ejemplos de homosexuales que violan a niños y se callen acerca de los cientos de niñas que son violentadas cada día por hombres heterosexuales, estrictos cumplidores de la “ley natural” y las tradiciones tribales. Eso sí que es una tragedia.

Lo que es llamativo es que a estas cándidas almas tan encendidas en fervor puritano no tengan problema en absoluto cuando se trata de “la pela”, de quedarse con las mordidas y los sobrecitos de marras, de recibir tratos de favor, cuando se es corrupto hasta la médula y cuando una administración pública no puede ofrecer medicamentos contra la malaria o la diarrea simplemente porque un jerifalte de tres al cuarto ha hecho de las suyas y ha arrasado con fondos públicos para salud, educación o carreteras. En ese caso, la cosa parece que es más o menos “normal”, no se raja nadie las vestiduras ni se hacen propuestas para cambiar las leyes ni poner a nadie entre rejas. Que se mueva todo para que nada cambie, y que se hable mucho de “problema” tan minoritario con tal que los de siempre puedan seguir metiendo mano donde les dé la gana. Mucha moralina para el dormitorio, poca o ninguna para la res publica, los negocios, los servicios públicos. Lo que les queda a la pobre gente son esos sermones baratos desde púlpitos mediáticos, religiosos y seculares; lecciones de moral impartidas por doquier, pero eso sí, una moral tan flexible y selectiva como maniquea... tan perniciosa y negativa como lo puede ser la peor vileza.

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