Revista Salud y Bienestar
La enfermedad cardiovascular supone en España el 35% de fallecimientos en las mujeres y el 28% en hombres, es decir, un 7% más de mortalidad, lo que confirma las diferencias en cuanto a riesgo cardiovascular que hay entre géneros. Esta es, precisamente, la pregunta que trata de resolver la mesa “Riesgo Cardiovascular: ¿Igual mujeres que hombres? que tiene lugar dentro del 33º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) que se está celebrando en Oviedo.
Este año el congreso presta una especial atención a la salud de la mujer y, entre otras cuestiones, incide de forma muy especial en su salud cardiovascular. No en vano “cada año fallecen muchas más mujeres que hombres por patologías cardiacas –en torno a unas 65.000 y aumentando la tasa de mortalidad en comunidades como Andalucía, Extremadura y Asturias- aunque todavía existe una percepción de que estas enfermedades son eminentemente masculinas”, explica el Dr. José Luis Llisterri, Coordinador del Grupo de Trabajo de Hipertensión Arterial de SEMERGEN y moderador de esta mesa. “Con actividades como esta se intenta que el médico de atención primaria conozca de primera mano la actualidad y acabe con la percepción de que la magnitud de las enfermedades coronarias es mayor en los varones”.
Y es que, para los especialistas es evidente que existe una diferencia importante entre el hombre y la mujer, especialmente por el inicio retrasado de la enfermedad cardiovascular en esta. “Las mujeres tienen una protección cardiaca hasta los 45-50 años, probablemente relacionada con su actividad hormonal –apunta el Dr. Llisterri-. Sin embargo, a partir de entonces se da un incremento progresivo de la mortalidad en las mujeres de tal manera que en torno a los 60-65 años el aumento es mucho más sustancial en la mujer que en el varón”.
-Factores de riesgo cardiovascular en las mujeres
Pero no sólo hay diferencias en cuanto al inicio, sino también en cuanto a los factores de riesgo. En las mujeres es mucho más predominante la diabetes tipo II, la obesidad, el sedentarismo y el síndrome metabólico, que son condiciones que conducen, evidentemente, a la enfermedad cardiovascular. “Además, hay diferencias en el grado de control de los factores de riesgo, hay datos en nuestro país que indican que, por ejemplo, el control de la presión arterial en atención primaria es peor en mujeres que en varones”.
Y no sólo eso, Llisterri destaca también el hecho de que exista una infrautilización de pruebas complementarias en las mujeres respecto a los hombres. “Hay datos de estudios europeos que confirman que los médicos pensamos todavía que la búsqueda de lesión a nivel de corazón en las mujeres es menos rentable que buscarla en los varones”, confiesa Llisterri.
En cuanto a las enfermedades cardiacas que se dan con mayor frecuencia entre las mujeres destaca, sobre todo la patología cerebrovascular, es decir, los ictus; así como la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardiaca y las arritmias, como principales enfermedades cardiovasculares en la mujer.
El papel del médico de atención primaria para hacer frente a esta situación es clave, puesto que “es el principal protagonista de la detección precoz de los factores de riesgo cardiovascular. Tiene que identificarlos, tratarlos correctamente y tener en cuenta que la mujer tiene, ya de por sí a partir de una determinada edad, una mayor cantidad de eventos cardiovasculares relacionados con el propio género femenino”.
Este año el congreso presta una especial atención a la salud de la mujer y, entre otras cuestiones, incide de forma muy especial en su salud cardiovascular. No en vano “cada año fallecen muchas más mujeres que hombres por patologías cardiacas –en torno a unas 65.000 y aumentando la tasa de mortalidad en comunidades como Andalucía, Extremadura y Asturias- aunque todavía existe una percepción de que estas enfermedades son eminentemente masculinas”, explica el Dr. José Luis Llisterri, Coordinador del Grupo de Trabajo de Hipertensión Arterial de SEMERGEN y moderador de esta mesa. “Con actividades como esta se intenta que el médico de atención primaria conozca de primera mano la actualidad y acabe con la percepción de que la magnitud de las enfermedades coronarias es mayor en los varones”.
Y es que, para los especialistas es evidente que existe una diferencia importante entre el hombre y la mujer, especialmente por el inicio retrasado de la enfermedad cardiovascular en esta. “Las mujeres tienen una protección cardiaca hasta los 45-50 años, probablemente relacionada con su actividad hormonal –apunta el Dr. Llisterri-. Sin embargo, a partir de entonces se da un incremento progresivo de la mortalidad en las mujeres de tal manera que en torno a los 60-65 años el aumento es mucho más sustancial en la mujer que en el varón”.
-Factores de riesgo cardiovascular en las mujeres
Pero no sólo hay diferencias en cuanto al inicio, sino también en cuanto a los factores de riesgo. En las mujeres es mucho más predominante la diabetes tipo II, la obesidad, el sedentarismo y el síndrome metabólico, que son condiciones que conducen, evidentemente, a la enfermedad cardiovascular. “Además, hay diferencias en el grado de control de los factores de riesgo, hay datos en nuestro país que indican que, por ejemplo, el control de la presión arterial en atención primaria es peor en mujeres que en varones”.
Y no sólo eso, Llisterri destaca también el hecho de que exista una infrautilización de pruebas complementarias en las mujeres respecto a los hombres. “Hay datos de estudios europeos que confirman que los médicos pensamos todavía que la búsqueda de lesión a nivel de corazón en las mujeres es menos rentable que buscarla en los varones”, confiesa Llisterri.
En cuanto a las enfermedades cardiacas que se dan con mayor frecuencia entre las mujeres destaca, sobre todo la patología cerebrovascular, es decir, los ictus; así como la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardiaca y las arritmias, como principales enfermedades cardiovasculares en la mujer.
El papel del médico de atención primaria para hacer frente a esta situación es clave, puesto que “es el principal protagonista de la detección precoz de los factores de riesgo cardiovascular. Tiene que identificarlos, tratarlos correctamente y tener en cuenta que la mujer tiene, ya de por sí a partir de una determinada edad, una mayor cantidad de eventos cardiovasculares relacionados con el propio género femenino”.
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