Cuando ayer por la tarde me enteré de que el gabinete de Doña Esperanza Agüirre estaba llamando a los periodistas que acudieron a la rueda de prensa de la Presidenta para justificar cosillas, llamé a un amigo que trabaja en Génova y con el que, de vez en cuando, y en compañía de un par de amigos más, tenemos una cena anual - creo que ya he hablado de él en otras ocasiones-. No diré qué pregunta le hice, pero la respuesta es reveladora, "El tiro le ha salido por la culata".
Escuche música mientras lee, me lo agradecerá
Ayer fue un día realmente extraño para Doña Esperanza, de esos que le gustaría borrar de su memoria. Algo que empezó siendo todo un logro para su gabinete - poner a los madrileños en contra de los huelguistas de Metro Madrid y sacar rédito político de una huelga-, ha comenzado a pasarle factura. Como decimos aquellos que nos movemos en la red, se puede mentir, pero la mentira no dura mucho... a ella menos de 72 horas.
Había nervios antes de la comparecencia de Esperanza Agüirre frente a los medios. La Presidenta de la Comunidad de Madrid estaba de muy mal humor. A nadie se le escondía que la rueda de prensa era excepcional y su necesidad estaba en que, aquello que se fraguó durante las reuniones del domingo y el lunes entre la EMT, transporte y departamentos de comunicación de la Comunidad y Ayuntamiento, a fin de sacarle el jugo a una reivindicación laboral se estaba yendo al garete. Lo que comenzó siendo todo un éxito de rédito político el martes y parte del miércoles, achacando a los trabajadores de Metro Madrid el desaguisado que se formó en las calles de Madrid, se está convirtiendo en toda una exposición de deficiencias, mala fe e incapacidad tácita del ejecutivo de la Comunidad de Madrid... pero por mala praxis, es decir, a sabiendas.
Ya durante el miércoles los madrileños comenzaban a darse cuenta de que la falta de previsión de la que hizo gala la Comunidad de Madrid no tenía demasiada lógica, o por lo menos no una lógica funcional, aunque sí política. Para colmo de males, durante la comparecencia de ayer jueves Esperanza Agüirre se hacía la loca ante preguntas como por qué no se había reforzado el transporte público alternativo de autobuses, aunque sí se empecinaba en recalcar que existía una sentencia del TSJ de Madrid que permitía pedir el 50% de servicios mínimos. La inmensa mayoría de los madrileños ya saben que dicha sentencia fue enmendada por la Audiencia Nacional, en el sentido de que el 50% de servicios mínimos era vetar el poder participar en una revindicación colectiva al 50% de la plantilla, y que existe una sentencia del Tribunal Supremo (TS) que no es que declare ilegales servicios mínimos del 50%, declara ilegales incluso los del 40%, y Esperanza Aguirre no puede decir que no la conozca porque, primero, esta última la tiene fresquita, es del 2005, y, segundo, la sentencia es precisamente contra la Comunidad de Madrid. Para colmo de males llegó a decir que los sindicatos no habían recurrido los mínimos exigidos, cosa que tiene su choteo porque, como los madrileños y cualquier trabajador sabe, no es necesario recurrir una ilegalidad laboral, con no acatarla es más que suficiente - lo único que faltaba es que un trabajador tuviera que recurrir algo ilegal en su trabajo en vez de poder negarse a realizarlo-. Pedir servicios mínimos que vulneran lo expuesto en una sentencia y, además, hacerlo de forma unilateral negándose durante más de una semana a negociarlos, es, a todas luces, no pedirlos. Ya veremos si esos 400 expedientes que, se supone - cuando lo vea, lo creo-, ha abierto la Comunidad de Madrid contra trabajadores de Metro Madrid sean efectivos, llegan a alguna parte. Comienza a leerse artículos de derecho laboral en la red que coinciden en que, a efectos legales, la Comunidad de Madrid no pidió servicios mínimos.
Y aquí me gustaría hacer un inciso. Doña Esperanza dijo durante la rueda de prensa que sólo tuvieron conocimiento de la huelga con tres días de antelación. Tal vez la Presidenta piense que, total, meter una batata más como que no va a abultar mucho. Los sindicatos avisaron a la Comunidad de Madrid que no se cumplirían servicios mínimos ilegales desde hace 13 días, e intentaron, sin conseguirlo y, recalco, sin tener necesidad de ello, negociarlos hasta el mismo lunes. O lo que es lo mismo, la Comunidad de Madrid tenía conocimiento de la huelga hace ya mucho, no tres días antes de que se produjera.
La extraña capacidad de Esperanza Agüirre para meterse en berenjenales cuando pierde los nervios quedó clara cuando dijo, sin cortarse un pelo, que sí, que la Comunidad de Madrid había roto el convenio colectivo de los trabajadores de Metro Madrid. Es decir, de un plumaso mandó al carajo todo lo que el ejecutivo de la Comunidad venía diciendo sobre la insolidaridad de los trabajadores de Metro Madrid para con el resto de la ciudadanía, etc, etc, reconociendo la justificación de la huelga.
La rueda de prensa dejó mal sabor de boca, porque pasó de un último intento por justificar lo injustificable, a una metedura de pata monumental. Tanto es así que durante toda la tarde de ayer el gabinete de Doña Esperanza hacía echar humo los teléfonos para intentar justificar ante los periodistas la falta de previsión. La frase estrella fue que no se podía presentar una iniciativa de refuerzo de autobuses antes de la huelga, porque sería ilegal al violar el derecho de los trabajadores, y aquí entramos de nuevo en la batata de la señora Presidenta y en el fondo real de todo lo que ha pasado, ¿Se enteraron de la huelga con tres días de antelación, o no? Pues no. Si no se aprobó un plan de contingencia, aún teniendo conocimiento desde mucho tiempo atrás de que no se iban a cumplir servicios mínimos, ¿De qué iban las reuniones que mantuvieron el domingo y el lunes la EMT, Transporte y departamentos de comunicación de la Comunidad y Ayuntamiento?
Personalmente creo que la respuesta hay que buscarla en el intento descarado de sacar tajada política de la huelga. Los departamentos de comunicación de la Comunidad y el Ayuntamiento dieron muestras sobradas el martes y el miércoles de qué se intentaba y cómo. Y la excusa de la violación del derecho a la huelga para justificar que no se reforzara el sistema de transporte público alternativo no tiene credibilidad alguna, para empezar porque la Comunidad de Madrid no es famosa por respetar los derechos laborales de sus trabajadores, y para muestra los servicios mínimos que querían imponer, es más, en vista de que la información que se le ofrecía a los madrileños a través de las webs y los medios de comunicación pertenencientes a la Comunidad era nula, no cabe otra explicación que lo que se buscaba era el caos.
El miércoles por la tarde varios twitteros madrileños señalaban asombrados que, por primera vez desde hacía mucho, se escuchaba a los ciudadanos quejándose e insultando abiertamente a Esperanza Agüirre en las paradas de autobús, en los cafés y los bares.
Yo diría que sí, que el tiro le ha salido por la culata, es lo que tiene jugar con fuego, que terminas meándote en la cama... para apagarlo.
No quiero terminar este artículo sin dar las gracias a los que han puesto su granito de arena para que llegara a buen fin. A unos con su nombre completo, a otros sólo con sus iniciales, ellos saben quienes son:
A Doña Concha Zorraquín, por su paciencia para con las aclaraciones a un pesado como yo, y sin cuya aportación con respecto a sentencias me habría sido imposible escribir los dos últimos artículos.
A Don A.C., que me ha hecho el favor de ponerme la mosca detrás de la oreja.
A Don C.G., que demuestra tener los sentidos puestos en donde debe tenerlos.
A Don Alfonzo Alicante y Doña Alicia Sánchez, sin cuyas aclaraciones en materia de derecho laboral me habría sido imposible hablar con cierta base sobre ciertas cosas.
A Don XXX por ser un buen amigo, incluso trabajando donde trabaja, con todo lo que ello conlleva.
Un artículo, un vídeo
Buenas noches, y buena suerte...
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