La movilidad según Grezzi

Aún no hemos terminado de digerir el carril bici cuando ya tenemos en marcha un nuevo capítulo en la cruzada del “amico” Grezzi y los suyos contra los que necesitamos el coche para ganarnos la vida (o para ir a comprar al centro, qué cojones). El próximo día 15 se pone en marcha la prohibición de aparcar en el carril bus por las noches, algo que ha estado permitido desde que yo recuerdo como conductor. Como en el caso de las bicicletas, el asunto se lleva a cabo dando un puñetazo en la mesa, sin contar con nadie, que nosotros somos el poder y pasando por encima de usuarios y afectados, porque los votos nos dan la razón y la bici mola y el coche no. Y no es fruto de la casualidad. Lean.

Una de las consecuencias inmediatas y fácilmente perceptibles de los carriles para bicicletas, es que dificultan la circulación cerca del acceso a los garajes y parkings. Desaparece un carril de la calzada y se fuerza el giro en la entrada al garaje. De poco sirven los carriles de incorporación como los diseñados en la calle Colón, que son muy estrechos y no eliminan totalmente el efecto al torcer. No creo haber sido muy partidista en este párrafo, es una cuestión puramente física.

Acabamos de poner de relieve algunos elementos del coctel. Aparcamientos y carriles bici o bus. No obstante quedan todavía algunos ingredientes para este brebaje repugnante y explosivo. Uno fundamental es que el Impuesto de Bienes Inmuebles de los parkings se ha visto incrementado por el Señor Ribó y cía un 40%, por lo que algunos que pensaban abrir por la noche, no van a poder hacerlo, pues lo que se lleva el IBI no se puede invertir en crear uno o dos puestos de trabajo, necesarios para abrir un turno más. Máxime con la incertidumbre que se genera actuando bajo el dictado de la neura, como hacen Ribó y Grezzi.

Otro ingrediente a tener en cuenta es que, pensando solo en el bien de los ciudadanos, – aguántense la carcajada – y puesto que el incremento del IBI parece lesivo a los intereses de los propietarios de parkings, alguna mente preclara decidió, como ya hemos comentado y bien saben ustedes, que el ayuntamiento prohibiera aparcar en el carril bus, eso sí, permitiendo que los parkings abran de noche con una tarifa plana de 5 €. Y son lentejas. Si quieres abrir por la noche y “aprovechar” que en el carril bus no se puede aparcar, te ajustas al precio que marca el comunista concejal de movilidad. Por un lado te subo el impuesto y por otro te marco el precio. Ustedes dirán a qué tiempos y lugares les recuerdan estos teje manejes. En este punto no ha cabido la negociación. Un trágala en toda regla que la patronal ha tenido que aceptar sí o sí.

Finalmente, como mágico fin de fiesta, este mismo mes se ha citado a los propietarios de parkings, para ofrecerles la posibilidad de que se integren en al app del Ayuntamiento, de forma que ésta pueda mostrar las plazas libres que existen por Valencia en tiempo real. El coste para adaptar el software de gestión de cada parking ya se lo paga cada uno, que solo te han subido el IBI, no llores.

La semana pasada les conté una historia real. Esta semana me han contado a mi ésta, tan real como la mía, y me ha parecido interesante trasladársela. Todo esto del carril bus es consecuencia de la forma de gobernar de algunos. A saber, llevar a cabo proyectos sin previsión ni consenso, sin un mínimo criterio técnico o económico, crear problemas donde no los había, promover soluciones que no sirven creando más problemas y tasar, imponer, multar y coaccionar al ciudadano, presas de sus chaladuras, manías y obsesiones. Presas de su total incompetencia.

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