Revista Salud y Bienestar

La muerte de un gemelo repercute en la salud del otro

Por Fat

A medida que aumentan los problemas de fertilidad de la población, las técnicas de reproducción asistida ganan usuarios y crecen las investigaciones en torno a ellas. Una de las más recientes señala que en embarazos logrados mediante estos procedimientos la muerte de un gemelo durante el embarazo aumenta el riesgo de malformaciones congénitas en el otro.
El estudio, se ha presentado en la conferencia anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología, que se celebra estos días en Estocolmo (Suecia). Los autores analizaron más de 7.400 nacimientos que tuvieron lugar en Australia del Sur entre 1986 y 2002 mediante técnicas de reproducción asistida con el objetivo de determinar los efectos de la muerte de un embrión durante el embarazo sobre la salud de su gemelo.
Al comparar la frecuencia de aparición de malformaciones congénitas en las gestaciones en las que uno de los embriones había muerto en las primeras semanas con los embarazos normales, los investigadores hicieron un descubrimiento sorprendente. "El riesgo de que el gemelo superviviente tuviera alguna malformación congénita casi se duplicaba y sus posibilidades de sufrir múltiples alteraciones eran casi tres veces más", ha explicado a ELMUNDO.es Michael Davies, principal autor del artículo.
Entre los recién nacidos que habían perdido a un hermano en la gestación, el 14,6% nació con malformaciones congénitas. Los niños fruto de embarazos gemelares normales no presentaban más alteraciones que los de gestaciones de un solo embrión.


-Una nueva vía para investigar
Aunque los factores que podrían explicar este fenómeno no están claros, Davies apunta que podrían darse dos circunstancias. "La muerte de uno de los fetos podría desencadenar una respuesta inmune de la madre que generaría un ambiente poco sano para el superviviente, lo que podría dificultar su desarrollo normal. Pero, como esta pérdida sucede muy pronto, creo que es más probable que estos fenómenos sean indicadores de la salud general de los embriones", explica el investigador australiano.
En definitiva, lo que Davies y sus colegas han observado podría ser el reflejo de que los embriones implantados no son de buena calidad y el resultado es que no se desarrollan de forma adecuada o son incapaces de salir adelante. "Es algo especulativo, pero creo que es la mejor explicación", añade.
Estos resultados "subrayan la importancia de seleccionar los embriones de la mejor calidad posible", indica Davies, que dirige el Centro de Investigación de los Orígenes de la Salud y la Enfermedad de la Universidad de Adelaida (Australia). "Se trata de un mensaje positivo que abre nuevas vías de investigación que nos ayudarán a comprender mejor qué influye en las posibilidades de éxito de un embarazo".
Y no sólo en tratamientos de reproducción asistida. En opinión de los autores, estos hallazgos podrían generalizarse a los embarazos espontáneos. "Las gestaciones gemelares naturales también se pueden asociar con un aumento de las malformaciones congénitas. Bien porque se seleccionan óvulos que normalmente no deberían fecundarse o porque existe cierta falta de control en el organismo materno respecto a qué embriones son válidos para implantarse", señala Davies.
"Estos resultados son potencialmente útiles para las clínicas de fecundación 'in vitro' [...] porque nos dan una razón más para centrarnos en la obtención e identificación de embriones de gran calidad porque tienen mejores opciones de implantación y de completar un embarazo normal y, por tanto, un menor riesgo de que tengan malformaciones congénitas al nacer y eso es bueno para todo el mundo", concluye el autor. "Para la madre, para el niño y para la sociedad".


**Publicado en "EL MUNDO"


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