Revista Sociedad

La muerte del dinero.

Publicado el 19 enero 2021 por Salva Colecha @salcofa

No, no voy a salirte ahora con el cuento tártaro ese de que la pandemia no es más que una estratagema artificial. Tampoco te diré que “el bicho” en realidad no es más que un matarife a sueldo de alguien. De verdad que sería La muerte del dinero.un tanto raro de creer esto sin acabar con un gorro de papel de aluminio en la cabeza y un disco en la mano de gente como Bosé, Bunbury , París o tantos otros que parece que no se les ocurre otra cosa menos irresponsable que soltar barbaridades para que se siga hablando de ellos. De ser así ¿Qué triste, verdad?

Pero puede que esto de buscarle cinco patas a un gato no sea algo tan alocado en unos tiempos en los que parece

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que se nos muevan los cimientos de la sociedad como una gelatina. Me da que algo se nos escapa y es que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid a alguien se le está ocurriendo intentar sacar partido de que andamos intentado esquivar el “chungo” como sea. Somos presa fácil, asustados cada vez que oímos a los medios, cansados porque esto se hace largo, acostándonos cada día dando las gracias por no estar en la lista de contagiados y acusándonos de propagar la pandemia los unos a los otros

Son tiempos para oportunistas y déspotas. Vivimos en un eterno susto, parece que seamos incapaces de ver pasar un elefante de color rosa a nuestro lado y no reparamos en las barbaridades que están ocurriendo a nuestro

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alrededor. Andamos tan saturados de monotema que no nos enteramos de cosas que, en caso contrario, ya nos hubiesen hecho salir a la calle. Cosas como el que recorten el horario del “toque de queda” más allá de lo establecido en el Real Decreto, el que se administren las vacunas según le parezca a la comunidad autónoma en la que residas o el recibo de la luz que ha dejado, una vez más, sin electricidad a los más desfavorecidos en la Cañada Real y en otros sitios de los que seguro que no nos hemos enterado. Está visto que el frío de Filomena se ha sentido según en que barrios, como siempre.

Cada vez se nos presiona más y más, se nos asusta y se nos intenta culpabilizar de lo que sea, es como si

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estuviesen abonando el sembrado del miedo porque saben que si tenemos miedo vamos a ser más dóciles, aceptaremos los recortes que sean. Es la historia de siempre, cambiaremos seguridad por derechos. Una fórmula más vieja que la tos pero que todavía funciona.

Te cuento esto porque Paco me decía el otro día, mientras agitaba la Visa, como un árbitro de fútbol “¿Ves? Con esto acaba la historia que empezó hace miles de años con la creación del dinero” Le pregunté por qué decía eso

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y me respondió, con una mirada entre solemne y apenada, que si no pagaba el café en efectivo todo el mundo sabría que le gusta tomar café en tal sitio. No le hice demasiado caso, pero cuando llegó el extracto de la tarjeta lo entendí. En esa lista  estaba todo lo que había hecho durante el mes, los sitios que frecuento, dónde suelo ir a la compra y hasta a qué hora. Me metió el miedo en el cuerpo y me acordé de Paco. ¿No estarán satanizando algo que llevamos haciendo desde que a los fenicios se les ocurrió lo de las monedas para tenernos un poco más controlados?

Párate a pensar, cuando pagas algo en calderilla ahí acaba la historia pero en caso contrario, para evitar el

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contacto con el “cochino metal”, generarás una información valiosa para alguien y últimamente la información de lo que sea anda muy cotizada. ¿Exagerado? Pregunta a Facebook, Google o alguno de estos.

Seguramente después de un año de pandemia, una tormenta histórica y oír tanta película de ciencia-ficción me

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estoy volviendo un poco rarito (que podría ser) pero es que cada vez nos ponen más difícil creer en algo y eso de pensar que aprovechando las que estamos pasando a alguien se le haya ocurrido que jamás volvamos a ser lo que éramos puede que no sea tan descabellado. Yo, por si acaso, intentaré estar más atento al respecto.


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