David Bowie by AVRO
Al fin y al cabo, escribir para mi, es una especie de ejercicio de catarsis sin más pretensiones. La única diferencia es que a veces mis palabras quedan plasmadas en hojas de libretas, folios gastados e incluso en servilletas que acaban sus días en el contenedor amarillo (ante todo ser consciente de la necesidad de reciclar) y otras, como es el caso y saben algunas personas, me dedico a hilvanar letras que terminan esparcidas en este Universo Virtual que llamamos Internet.Resumiendo y yendo al grano, lo cierto es que en los últimos años, la parca ha sido una presencia continua a mi alrededor, casi una amiga, y tratando este espacio de música, me he dado cuenta que el Rock clásico, está extinguiéndose junto con los grandes intérpretes del genero.
Últimamente hemos asistido a las muertes de iconos tan importantes como David Bowie, Lou Reed, Joe Cocker, Ray Manzarek, Glenn Frey, Scott Weiland, David Gilmour, Lemmi Kilmister y por desgracia, un largo etcétera.
Pero el gran problema no es la desaparición de todas esas rutilantes estrellas del panorama musical, sino que haciendo un poco de esfuerzo, nos damos cuenta que Jagger, Richards, McCartney, Elton John, Page y Plant, además de una lista interminable, que a cualquier aficionado al género le viene a la cabeza, son los siguientes.
Lo cierto es que mientras escribo este texto, tengo de música de fondo el "all alone" de Mad Season, interpretado por otro de los que nos dejó hace ya algunos años; Layne Staley.
Y lo cierto es que la melancolía hace presencia con su voz desgarrada, recordándonos que en el fondo, todos estamos solos y haciendo que la ausencia de iconos y referentes que van desapareciendo, se haga aún más pesada.
También me viene a la cabeza todo lo referente a lo que muchos llamaron, "el día que murió la música", y me refiero a aquél fatídico 3 de febrero de 1959, cuando la avioneta en la viajaban Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper, se estrelló dejando huérfano un género, el Rock, que apenas comenzaba a despegar.
Por fortuna, después del accidente ha habido muchísimos grupos y artistas que han tomado el relevo, consiguiendo desarrollar y evolucionar el género hasta límites que ni ellos mismos sospechaban.
Aún así, la muerte de Buddy Holly y los demás fue un accidente, en cierta medida evitable, previsible tal vez, pero todos los que nos están dejando, vienen siendo reclamados por el inexorable paso del tiempo, contra el que nada se puede hacer.
No sé, tal vez sea porque he crecido y disfrutado escuchado a Deep Purple, Hendrix o Led Zeppelin, pero creo que algo importante se está perdiendo en el mundo de la música Rock.
Entre los 60 y 70 afloraron las grandes bandas de Rock (The Beatles, Rolling Stones, The Who, Zeppelin, The Police, Cream...), muchas de ellas todavía en activo, los 80 nos despertaron con el Hair Metal y la evolución obvia del Rock hacia sonidos más elaborados (Metallica, Bon Jovi, R.E.M. Guns N Roses...) después vinieron los 90 con la tristeza del Grunge y su contraposición en el Rock duro (Alice in Chains, Nirvana, Soundgarden, Pearl Jam) pero una vez que transcurrió esa década, y bajo mi punto de vista, ha habido un parón.
No existe un movimiento comparable los dichos anteriormente; es más, cualquiera de las bandas que actualmente existen, con honrosas excepciones (Muse, Linkin Park y poco más) son copias de mala calidad, de las que se crearon en décadas pasadas.
Da la sensación de que actualmente sólo se busca el éxito inmediato y fácil, sin el trabajo que conlleva, aprender a tocar un instrumento, componer y empastar a varias personalidades en una banda de modo, que suenen como un solo músico.
Ahora, se llevan los llamados realities donde un grupo de jóvenes demuestran que poseen una voz apta para el canto, pero donde se les suprime la personalidad y el esfuerzo, cambiándolo por un sucedáneo de talento prefabricado y estéril.
No se dan cuenta que en el mejor de los casos, son simples intérpretes, nunca músicos y mucho menos, artistas.
Pero claro, el gran problema no son esos jóvenes ilusionados viviendo un sueño inexistente, sino una sociedad que decide consumir unos productos de poca, escasa o nula calidad. Igual que se comen una hamburguesa, escuchan a un "triunfito", ambos productos de consumo rápido y fácil.
Quizá sea excesivamente pesimista, pero parece que vamos hacia un futuro incierto en lo musical, donde el arte será patrimonio de unos pocos músicos hastiados de pelear contra la industria y que se dedicarán a ofrecer sus canciones en bocas de metro o en maquetas a cinco euros, en garitos urbanos.
Tal vez se acabó la época en que himnos como el Born to Run, Starway to Heaven, Angie o Smoke on the Water, eran tarareados, cantados e interpretados por varias generaciones, sin perder un ápice de frescura.
Sinceramente, espero equivocarme y que tarde o temprano, exista esa ruptura necesaria, ese impulso inherente al ser humano que haga que necesitemos volver a disfrutar de productos de calidad, relegando el resto a meras anécdotas.
Mientras tanto, yo seguiré disfrutando, cantando e interpretando a mis ídolos. BORN TU RUN!