Revista Opinión

La muerte es real

Publicado el 17 mayo 2018 por Carlosgu82

Soy muy de creer que está todo bien con tener días de despreciar la propia existencia un rato..
Últimamente tengo de esos días.
Y aunque me siento poco productiva, fofa, o borracha, siento que es dejar de negar que está esa bola de “nosequé” ahí estorbando.
Siempre que consigo algo parecido a la estabilidad me pasa algo que me deja culo al norte, y me repercute en la estabilidad emocional, es re loco porque dejás de tener la sensación de control sobre todo…

Es como si cada neurona dejara de hacer sinapsis y las hormonas solo segregaran adrenalina de la que te hace reaccionar frente a un peligro que no existe.

Mi abuelo murió, el primero de los cuatro.
Siempre me sentí orgullosa de ser la única en mi círculo que tenía sus cuatro abuelos vivos, y podía gozar de ellos porque no era que los tenía pero me llevaba mal, al contrario. Mis hermanos y yo no hemos dejado de ser unos bebitos para ellos.

Y de repente un dos de agosto la muerte se volvió real.

Siempre pensé en que la muerte es real, digo… veo morir pibas todos los días…

Pero el dolor de la muerte le pasa a los otros.
Que las personas sean finitas no es algo que me pase a mí.
Porque yo tengo mis cuatro abuelos.
Y me miman como si fuera un bebito.

Se fue.

No fue hasta que lo dejé en ese cementerio. Me di cuenta… no está mas.

… Estaba tan helado.

Una profesora alguna vez dijo que si existe una sensación que no se olvida, es cuando tocas un cuerpo muerto.
Es verdad.
Y fue mi abuelo, el primer cuerpo muerto que toqué en mi vida.

No he vuelto a ser la misma desde entonces, no he vuelto a ser la misma pero para peor.
Me volví consciente de que me quedan muchas muertes por presenciar.

Siempre pienso en él. Cada día.
Y lo mas loco es que lo sueño muerto, es que en el sueño viene de forma extraña porque no está en el mismo mundo que yo.
No sé cómo llevar el luto y no sé hasta dónde es buena ésta ignorancia.
Tengo una inestabilidad que no entiendo qué es, qué hacer, y sin embargo está.

Y no, no soy la misma desde que te fuiste.


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