Aquel que se preocupa en exceso de los movimientos de su alma se ve fatalmente abocado a ser testigo de un fenómeno banal y sin embargo curioso y ciertamente melancólico: la muerte súbita de un recuerdo insignificante que una circunstancia casual le trae a la memoria desde el humilde y remoto asilo donde en silencio transcurría su oscura existencia.
El recuerdo parpadea, palpita todavía y hasta refleja un punto de luz, pero al momento siguiente, bajo tus propios ojos, emite un último suspiro y cae muerto, víctima de la transición brutal que le produce la luz demasiado súbita del presente."
La muerte súbita de un recuerdo
Vladimir Navokov