Revista América Latina

La mujer como objetivo primario de la guerra económica

Publicado el 02 abril 2015 por Jmartoranoster

Andreina Alzuru

“Sólo el pueblo salva al pueblo”. Lina Ron
Desde hace 2 años las venezolanas y venezolanos padecemos de una agresión enorme de parte de los dueños del capital enfrentados contra la Revolución Bolivariana. Desde hace 15 años la emprendieron contra Chávez y por supuesto contra sus millones de seguidores. Una vez fallecido nuestro amado comandante volcaron todo su arsenal contra el gobierno que legítimamente obtuvo el Presidente Nicolás Maduro. Arremetidas de todo tipo ha debido enfrentar Maduro y el Comando Político de la Revolución: manifestaciones de protesta por la deslegitimación del gobierno, asesinatos y quema de centros de salud durante el año 2.013, el ataque inclemente y sostenido contra nuestra moneda nacional, así como la guarimba asesina que dejó más de 40 compatriotas asesinados, cientos de heridos y millones de bolívares en pérdidas económicas. Igualmente en el sector universitario se realizaron paros en universidades controladas por la oposición que usan a los estudiantes como carne de cañón y a los gremios opositores para mantener paralizados estos centros de estudios con las pérdidas de semestres consecutivos victimizando a los cientos de miles de estudiantes universitarios que allí hacen vida. Todo ello con el objetivo supremo de derrocar la revolución bolivariana.
Adicionalmente a todo eso se lanzó también la guerra económica usando el acaparamiento de productos de primera necesidad, así como alimentos y bebidas para incrementar las necesidades del pueblo, la desesperación, tratando con ello de deteriorar el gobierno bolivariano. En medio de esta guerra económica, se ha determinado que la mujer venezolana ha sido seleccionada como el objetivo primario de esta aparentemente demencial, pero racional estrategia capitalista.
Es así como observamos que la mujer es la que hace el mercado para la familia venezolana, por lo que es la primera en sufrir los embates de la escasez que genera el acaparamiento. Por tanto, debe realizar largas colas a la intemperie y expuesta al desprecio de los dueños de supermercados, abastos y bodegas a lo largo del territorio nacional para adquirir harina precocida, aceite, café, azúcar, arroz, leche en polvo o líquida, harina para hacer tortas, etc..
Es la mujer la que debe igualmente hacer colas en búsqueda de los medicamentos desaparecidos, sobre todo los que “recetan” para enfermedades rutinarias, debe hacer colas para comprar artículos de limpieza de la casa como desinfectantes, detergente en polvo y de panela, lavaplatos, insecticidas y una larga lista de productos para el hogar. Es la mujer la que debe andar de sitio en sitio en búsqueda de algo fundamental como son las toallas sanitarias que mensualmente debe usar y que cada vez son más escasas, con el estrés y el malestar que ello genera en la mujer. Es la mujer la que debe hacer enormes colas para obtener los pañales desechables de los niños menores de dos años. Incluso, han desparecido productos como desodorantes, champús, cremas para el cabello, y algo insólito, la acetona para limpiar las uñas deterioradas, que los demás podrán considerar banales pero que para la mujer son necesarios.
Si el gobierno venezolano hace un inventario de las cosas que le acaparan al pueblo, pero sobre todo a la mujer, deberá entonces saber que ya van por el medio centenar de artículos desparecidos y que aparecen esporádicamente, todo lo cual ha generado el fenómeno del “bachaqueo” y la especulación desmedida contra todo el pueblo venezolano.
Es así entonces que nuestro gobierno y eso que llaman el “Poder popular” debe redoblar los esfuerzos para no seguir permitiendo ese vil atropello contra el pueblo venezolano, contra nuestros niños, nuestros ancianos y la mujer venezolana que, como han dicho muchos, se ha convertido en la protagonista de este proceso revolucionario por su alto nivel de conciencia y de participación.
Pero si no se ven los resultados del gobierno y de la revolución contra la guerra económica que está a la vista de todos y todas, entonces auguro graves peligros contra nuestra revolución. Recordemos el caso chileno, nicaragüense y otros en los que los problemas económicos crearon las condiciones para revertir las revoluciones en curso.
Es tiempo de activar con mayor profundidad las políticas de inteligencia social, represión bien entendida, distribución adecuada que llegue a las grandes mayorías nacionales y lograr un mayor nivel en la conciencia solidaria de nuestro pueblo que ha venido siendo afectada gravemente con el auge del individualismo y la guerra aupada de pueblo contra pueblo. Alerta gobierno, alerta pueblo. Como decía la camarada Lina Ron: “Solo el pueblo salva al pueblo”  [email protected] Andreina Alzuru

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