La mujer de al lado, la nueva novela de Ovidio Parades

Por Hogaradas
Mi amigo Ovidio Parades ha vuelto a sorprenderme son su nueva novela “La mujer de al lado”, un relato emotivo y conmovedor de una realidad, que a pesar de su dureza él ha sabido como nadie protegerla con una coraza hecha a base de lo que mejor domina, el don de la palabra.
“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio” cantaba Serrat, quien también cantó a la protagonista de esta nueva historia, Lucía, esa enigmática mujer de al lado que poco a poco vamos descubriendo, a la vez que el otro de los protagonistas, Emilio, sin prisas, pero sin pausas, adentrándonos en su vida por esas pequeńas rendijas por las que ella, a su tiempo, va dejando que nos colemos. Y es que esa verdad, la suya, sin remedio, como todas, conlleva además la dura carga de desconocer si algún día, con el paso del tiempo, tendrá final, o si, por el contrario, deberá seguir aprendiendo a digerirla, con toda la carga de odio y amargura, pero sobre todo, y lo que aún a veces cuesta mucho más, con esa carga de desazón e inquietud que hace que tu vida se convierta en un paseo siempre por el borde del abismo.
Nada más comenzar la novela descubrimos el nombre de esa mujer, la mujer de al lado, Lucía, y desde ese mismo instante nuestro único objetivo se convierte en descubrirla, en conocer más y más acerca de ella, en apremiar a Emilio para que de alguna manera, con la ventaja que le confiere la proximidad, se adentre en su vida y nos descubra el misterio de quien habita ese piso sin apenas hacer ruido, con esa discreción propia de quien prefiere guardar silencio ante el temor de que un día, ese mismo silencio se convierta en el grito desgarrador de quien, como Ovidio describe perfectamente, descubre que hay un momento en el que la vida deja de ser ligera para pesar, y mucho.
Es todo un arte describir situaciones complejas sin alarmar, sin desagradar, sin herir, y creo que Ovidio, una vez más, lo ha conseguido. Y es que al lado de ese pasado oscuro nos relata un presente hermoso, de momentos compartidos, de caricias a la luz de las velas, de tardes de café, de aromas que mucho tiempo más tarde conseguirán devolvernos a aquel lugar, en el que un día, por muy lejano que parezca, fuimos inmensamente felices. Y envuelta en toda esa luz que gracias a Emilio descubre, un día, Lucía, al calor y al olor de esas velas que tanto le gustan nos abre su corazón.
“Ahora estábamos allí, tomando un café detrás de otro en el salón de su casa. Las luces grises de noviembre se colaban a través de los cristales de la ventana. Lucía, como solía hacer casi siempre, encendió una de aquellas velas con olor a vainilla y a limón… Y comenzó a hablar.”
Todos y cada uno de los personajes que pueblan la novela están perfectamente definidos, y todas y cada una de sus vidas nos calan tan hondo que llega un momento, ese mágico que solamente consiguen los buenos escritores, en el que te sientes parte de esa comunidad vecinal, en el que ríes con sus venturas y lloras cuando la vida les da la espalda.
Directa al corazón, así nos llega esta nueva novela, “La mujer de al lado”, y en ese lugar se quedarán para siempre sus protagonistas, Lucía y Emilio, y con ellos su historia, esa que consiguió, aunque fuera por un período corto de tiempo, aligerar la vida de ella y hacer que él se planteara tiempo más tarde cuándo comenzó a pesarle la suya.
“Cuándo la vida comenzó a pesar. żCuándo sucedió eso? żCuándo comenzó a pesar la vida?...Ahora lo sabía. La vida no era ligera ni era justa. No, no lo era en modo alguno. En ningún caso.”

Publicada por Ediciones Trabe