
"La mujer no tenía ningún atractivo especial. ni guapa ni fea, ni alta ni baja, ni joven ni vieja. Un personaje gris entre la masa gris. Con un pañuelo al cuello.
La idea se le metió en la cabeza sin previo aviso, pero enseguida le gustó. Se dijo que, al fin y al cabo, se trataba de una actividad inocua. Quizá alguien podría considerar que coqueteaba con el límite de la ley o, como mínimo, con aquello tan repetido hoy en día: la violación de la intimidad. Sin embargo, no le importó."
Había visto alguna opinión de este libro cuando fue publicado en catalán que me había llamado la atención. Por eso, y porque en mi lugar de residencia es difícil conseguir libros en este idioma, fue una alegría descubrirlo en castellano. No tardé en leerlo, y es por eso que hoy traigo a mi estantería virtual, La mujer de gris.
El mundo está poblado por personas que nos rodean ajenas a nuestras vidas, gente con la que nos cruzamos cada día, personas grises, ni las miramos. Así es el protagonista de esta historia, un hombre cualquiera con una rutina en la que apenas sale de casa, un día una mujer cualquiera pierde un pañuelo y para él es una señal, la señal de que algo cambia. en ese momento decide seguirla, no se ve acosador, simplemente sigue señales, la sigue a ella; su visa, su rutina, su entorno... todo cambia girando en torno a ese nuevo motor para levantarse cada día. Pero claro, él no se ve como un acosador... el sigue la pista, la referencia cinéfila, la explica, la escribe, apunta.. se agacha, escucha... la sigue.
Siempre he pensado que la vida diaria puede ser perturbadora. Si los mejores momentos de felicidad pueden ser horas o instantes que atesoramos, también bastan un instante para que las cosas cambien... aunque no nos demos cuenta. La autora juega precisamente con ello al presentar una novela con apenas un puñado de personajes, y todos ellos son personas normales prácticamente indiferenciables de un vecino, amigo o incluso nosotros. Escrita a dos voces, aunque domina el narrador omnisciente que se fija en el protagonista, sabe el momento exacto en el que cambiar para terminar de meternos en su piel. Para terminar de convertir una historia de apariencia normal en algo absolutamente perturbador.
Definir lo normal es complicado. Para cada uno de nosotros, lo que hacemos es normal, nuestras rutinas lo son y, si alguna se desvía un poco, podemos justificar nuestra propia anormalidad dentro de lo que consideramos normal. Por eso el protagonista de esta historia nos intranquiliza, consiguiendo que sintamos que pervierte ese concepto tan importante para nuestras vidas. Y lo hace sin necesidad de legar a las doscientas páginas, instalándose cómodamente en nuestra conciencia y dejando que juzguemos cada acto, cada motivo.
La mujer de gris es una historia corta que, pese a contener giros, no busca sorprender al lector a cada página, pero logra que no sintamos fascinados por un protagonista que irá haciendo cambiar nuestra mirada a medida que avanzamos. Un buen descubrimiento, no cabe duda, buscaré más títulos de esta autora.
Y vosotros, ¿os gustan las historias cotidianas, o sois más de "superproducciones literarias"?
Gracias
