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Título: La mujer de la arena (Suna no onna)Autor: Kôbô AbeEditorial: Siruela (abril 2004)Año de publicación: 1962 Páginas: 206
"Cierto día de agosto, un hombre desapareció". Así comienza La mujer de la arena del japonés Kôbô Abe, una obra que me ha sorprendido gratamente, de un autor al que aún no conocía y al que llegué a través del reto Japanese Literature Challenge, donde se recomienda. Se trata de una novela singular que me ha recordado mucho la obra de Kafka y sus historias donde el protagonista se ve preso en una situación desesperada y a la vez absurda. La novela empieza con la desaparición de Niki Jumpei, un profesor de treinta y tantos años que se va unos días a estudiar y recoger insectos para su colección a un extraño paraje dominado por la arena. Los lugareños, mediante engaños, le llevan a pasar la noche a una casa construida en un profundo hueco en la arena, donde vive una hermosa mujer viuda y del que es imposible salir sin ayuda. A la mañana siguiente descubrirá que han retirado la escala con la que podría salir de esa especie de pozo, y que se espera de él que se quede a vivir con la viuda y la ayude a sacar la arena para que el pueblo no desaparezca bajo las dunas. Atrapado en esa duna, deberá enfrentarse al peligro de la arena que lo destruye todo y a la extraña relación que comienza con la mujer, mezcla de odio y atracción. Esta novela obtuvo el premio Yomiuri en 1960, y aunque a mí me ha parecido excepcional no la recomendaría a todo el mundo, y mucho menos como novela para iniciarse en la literatura japonesa. Su ritmo es pausado y en algunos momentos puede llegar a ser un poco tedioso, especialmente cuando el autor divaga sobre la arena y sus propiedades o sobre los insectos que el protagonista ha ido a estudiar. Sin embargo, el núcleo de la historia es absolutamente fascinante: un hombre enfrentado a una situación extrema e irreal, atrapado como un prisionero, víctima de los seres humanos que le retienen, pero también de sus propias necesidades básicas de hambre, sed y sexo, víctima de la arena y víctima por último de sí mismo. Toda la historia es una alegoría de la sociedad actual, en la que el individuo deja de ser importante, y se convierte en una pieza más del engranaje, que está ahí únicamente para el beneficio de la comunidad. La novela fue llevada al cine en 1964 por el cineasta Hiroshi Teshigahara.
Kôbô Abe nació en 1924 en Tokio y falleció en 1993. Se doctoró en Medicina por la Universidad Imperial en 1984, pero se dedicó por completo a la literatura. Además del premio Yomiuri, recibió el premio Akutagawa, el galardón literario más prestigioso en Japón por su novela La pared o El crimen del señor Koruma. No solo escribió novelas, sino también obras teatrales, poesía y guiones de películas, incluida la inadaptación cinematográfica de La mujer de la arena. Si hay algo que le hace peculiar, son sus exploraciones surrealistas del individuo como sujeto individual, algo que supuso un hito en la sociedad contemporánea japonesa, donde el grupo suele primar frente al individuo.