Para todos los que nos hemos criado como occidentales, probablemente la religión cristiana sea la más cercana. El cielo, el infierno, lo mandamientos y todo lo demás. Por supuesto, bien sabemos, en el mundo entero la religión y cultos se propagan, ramifican y diversifican indistintamente de la región donde se localice. Es verdad que la globalización ha conseguido acercar muchas de esas creencias y culturas al resto del mundo, pero me sigue llamando particularmente la atención lo ignorantes que somos respecto del resto cada vez que leo algún texto con referencias a otras religiones. El caso más cercano que recuerdo es el de La mujer de terracota de Zen Cho, una novela corta de apenas 11.000 palabras que nos acerca al folclore chino. Como añadido, la edición de Duermevela incorpora ilustraciones de QU Lan, una introducción realizada por la autora y un postfacio esencial de Wang Xing.
Residiendo en el décimo piso del infierno
La mujer de terracota nos acerca hasta la décima corte del infierno, un lugar donde los espíritus que son lo bastante ricos pueden permanecer gracias a sobornos, librándose de que los funcionarios del inframundo los torturen o que sean reencarnados. Es una cómoda no-muerte. Siew Tsin, muerta cuando era tan solo una cría, es casada a su pesar con el hombre más rico del infierno. Sin expectativas ni intereses de futuro, todo se pondrá patas arriba cuando Yonghua, una mujer artificial de terracota llegue a casa.
Portada original de la novela cortaZen Cho construye una historia de primer amor decorada como un cuento de fantasía que nos sumerge de lleno en el folclore chino. La autora hibrida de forma compleja la ciencia ficción con la fantasiosa estética asiática, con cierto regusto cyberpunk, basándose principalmente en la mitología china y la religión popular. Así, La mujer de terracota representa un infierno fascinante, extrañamente hermoso en su complejidad, que te enreda e imparte conocimiento a la vez que reflexiona sobre la existencia y lo que nos hace humanos.
Chihiro 2.0.
Probablemente si alguien me pregunta algún símil con La mujer de terracota, lo primero que se me venga a la cabeza sea El viaje de Chihiro de Hayao Miyazaki. Siew Tsin, al igual que Chihiro, se encuentra perdida en el mundo de los espíritus. La decima corte del infierno me recuerda a la casa de baños y todo el lore que rodea la excelente película de Studio Ghibli. Es un infierno que resulta familiar, con almas errantes y guerreros de terracota que lo protegen, pero que resulta novedoso para el lecto occidental, como el funcionamiento de las ofrendas familiares o el té de la vieja señora Meng. También, en la forma en que Zen Cho habla de forma tan sutil sobre el amor, siempre presente en sus líneas, así como sus ideas sobre el destino, la corrupción y la reencarnación.
Con una construcción de mundo hermosa y una caracterización de personajes encantadora, La mujer de terracotaes una lectura (demasiado) corta que nos presenta bastantes conceptos del folclore chino y una historia de amor, autodescubrimiento y empoderamiento femenino que culmina con un precioso final no apto para corazones sensibles.