La mujer del viajero en el tiempo, de Audrey Niffenegger

Nueva lectura para el reto de los imprescindibles del año. Si hace 12 meses cayó la mítica Lo que el viento se llevó con sus aproximadamente 1000 páginas, en esta ocasión lo tenía difícil para elegir alguna novela que se equiparase a ella. Había pensado en algunos clásicos del romance que tengo pendiente pero no se acercaban ni de lejos a ese número de páginas. Al final me decanté por esta historia que mezcla un gran romance con un elemento común en la ciencia ficción y que se queda en 600 páginas, lo que no es poca cosa, desde luego.

Como curiosidad, la historia tuvo una adaptación cinematográfica en 2009, llamada aquí Más allá del tiempo, que aún no he visto y que espero que caiga para poder comparar, aunque difícilmente se acercará a todo lo que despierta la versión original.Desde aquí le doy las gracias a Selphie, que me recomendó encarecidamente el libro y, aunque lleve años desaparecida, si algún día ve esto, que sepa que aún me acuerdo de ella.

Argumento: Henry es un bibliotecario con una problema genético que le hace viajar en el tiempo, generalmente hacia el pasado, aunque también puede saltar hacia el futuro, pero con menor frecuencia y durante menos tiempo. Su gran problema es ser incapaz de controlar los saltos que se dan en casi cualquier momento. Además, en sus viajes siempre tiene que procurarse ropa, dinero y comida, pues siempre aparece y desaparece desnudo, no puede llevar nada que no sea su propio cuerpo ¡ni siquiera un empaste en una muela! Por tanto, ha tenido que aprender a sobrevivir robando, huyendo, mintiendo y peleando.
Un día, en la biblioteca donde trabaja, se cruza con una chica que salta a sus brazos diciendo su nombre. Ella es Clare, la mujer con la que está destinado a casarse, sólo que él aún no lo sabe pues aún no ha viajado hasta alguno de los encuentros que tuvieron. 
Clare, una joven artista, ha vivido toda su vida junto a un Henry que aparecía y desaparecía. Cuando joven, ella esperaba esos saltos en el tiempo, pero ahora que le ha encontrado debe lidiar con esas desapariciones y la preocupación ante lo que le puede pasar. Las historias de viajes en el tiempo siempre presentan el problema de las paradojas, así que verlas o leerlas suele dar dolores de cabeza. No aquí. La autora hace que en los viajes al pasado de Henry, él no pueda hablar o hacer nada que suponga un cambio en el devenir de los acontecimientos. Tal como lo plantea, pasado, presente y futuro no son continuos, sino que todos suceden al mismo tiempo, se puede decir que todo ya ha pasado. La novela está regida por el determinismo y pone en duda el libre albedrío. Desde luego, así se ahorra muchos problemas y nos centramos en lo principal del libro, que es la historia entre Henry y Clare. Así que quien catalogue esta novela en la ciencia ficción se equivocará porque los viajes en el tiempo no son suficientes para situarla en dicho género cuando importan más otros temas.¿Se podría catalogar como romántico el libro? Tengo mis dudas. El amor entre ambos es el eje fundamental, la relación es preciosa y tienen algunos momentos maravillosos, pero es más que eso. Mucho más. Es la historia de dos vidas que se unen, que deben superar dificultades y problemas normales, como todas las parejas, con el añadido de que uno de ellos, además, desaparece en el espacio-tiempo. Ante una historia tan compleja se agradece enormemente que el estilo de la autora sea ágil y sin excesos de descripciones. Además, a pesar de los saltos temporales, no es difícil de seguir porque la estructura sigue la línea temporal al narrar y porque en cada capítulo especifica la fecha y edad de sus protagonistas, lo que ayuda a situarnos. Además, para tener una visión completa, ambos protagonistas narran en primera persona turnándose. Podría parecer que es demasiado extensa la novela y, quizás, en momentos muy puntuales, pueda parecer que se está alargando, pero no, cuando se llega al final se ve que no sobraba ni faltaba nada.Realmente me está costando escribir esta reseña. Es una novela que me ha transmitido mucho, que me ha hecho pensar, me ha emocionado, he reído y llorado. Y es tanto lo que debería o podría decir de ella que, en realidad, no puedo decir casi nada, ni siquiera me siento capaz de describiros a los protagonistas. Simplemente os digo: Leedla. Si no llego a darle la máxima nota es porque le sobra un punto de dramatismo y crueldad en su parte final que me resultó excesivo, salvo por eso, maravillosa novela.