Revista Coaching

La mujer en la empresa familiar

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Santiago AntognolliPor: Santiago Eduardo Antognolli

Si bien siempre decimos que la Empresa Familiar es problemática por naturaleza, también es cierto que la Familia Empresaria tiene escondido, en su constitución, un tesoro que, si lo encuentra, la transforma en una organización imbatible. En el descubrimiento de este tesoro juegan un papel trascendental las mujeres de esa Familia Empresaria.

Cada una de ellas dentro de su rol y en la etapa de su vida y de la empresa en que se encuentre, siempre aportan algo que ayuda a encontrar esa manera de gestión y relación entre los integrantes de la Familia Empresaria que hace de la Empresa Familiar una organización de éxito.

Como siempre decimos, el parámetro de éxito de la Empresa Familiar es conseguir “Rentabilidad + Armonía familiar”, ese es el mayor desafío que tienen respecto a otro tipo de Empresas. Una de las acciones imprescindibles para alcanzarlo es que la Familia pase de ser una “Familia tradicional”, unida por el pasado, su historia, a ser una “Familia Empresaria” unida por un futuro, un objetivo en común.

Siempre insistimos que es muy peligroso para los consultores generalizar en cuanto a reacciones y comportamientos de los integrantes de la familia/empresa, cada familia es única y cada empresa es única, ya que están constituidas por individuos que son únicos y con relaciones e historias únicas.

Pero para entender la importancia de la función y el papel que juegan las mujeres, podemos definir comportamientos y reacciones que aparecen frecuentemente.

La mujer se encuentra mucho más presionada y exigida que el hombre en la Empresa familiar, ya que, habiendo ganado lugares como profesional y directiva, la gran mayoría no abandonó, o no comparte, todavía, los roles tradicionales de la mujer en nuestra cultura latina.

Así debe desarrollarse como madre, ama de casa, esposa, mujer, profesional, amistades, familia, estética y desarrollo personal. Mientras que a los hombres nos basta con algunas de estas funciones ya que la otras son tradicionalmente cubiertas por ellas y nos desarrollamos profesionalmente, amigos, futbol y algo de padre si es que no tenemos demasiado trabajo.

Lo notable es como las mujeres llevan adelante el mandato tradicional de ser todo eso sumando además habilidades nuevas que desarrollan como algo natural, como “es lo que quiero y tengo que hacer”.

Generalmente las esposas de los fundadores son las que lo cubren en la casa y la crianza de los hijos, las que aportan el equilibrio y la mediación en las discusiones de padres e hijos, que cada vez, de acuerdo a la experiencia y a la observación como consultor, estoy más convencido, que muchas discusiones se generan entre los miembros de la familia, sabiendo que va a venir ella a componer lo que rompan.

Frecuentemente las hijas del fundador son mucho mas exigidas que los hijos varones, tienen que demostrar en la organización que saben “mandar”, que tienen carácter, que son capaces de hacer lo que hacen ellos en la empresa, y un poco más porque son miradas como mujeres. Se duda de que sean capaces de hacerlo, entonces están bajo control permanente. Cuando para el hombre es una situación natural y que todo el mundo, entendiendo que naturalmente tiene la capacidad, por su condición de hombre, se sorprende cuando fracasa.

Muchas veces los roles y funciones que desarrolla la mujer en el sistema Empresa/Familia van evolucionando en el tiempo.

Podemos tipificar esos roles y comportamientos, que frecuentemente desarrollan, sin generalizar por supuesto.

Para que los hombres entiendan las diferencias entre cada rol y comportamiento utilizaremos un elemento que conocen perfectamente, el automóvil.

Así encontramos la mujer “auto rural”, es la que prioriza la familia, la crianza de sus hijos, la que puede postergar otras necesidades, es la que deja en segundo plano o posterga su profesión, la empresa, el desarrollo personal y las amistades o la vida social.

Otro modelo es la mujer “fórmula 1”, la profesional dura, que cuida su estética, que no piensa formar familia en esa etapa, ni hablar o pensar en hijos. Prioriza la empresa y su desarrollo profesional.

Encontramos también la mujer “4 x 4 todo terreno”, que trata, y generalmente lo consigue, de mantener un equilibrio entre todas sus funciones, que se desarrolla profesionalmente, cuida su estética, es una madre presente y mantiene su eficiencia en la empresa.

En algunos casos podemos encontrarnos con la mujer “coupé super sport”, techo desmontable y sólo dos asientos, es, normalmente la segunda o tercer mujer del empresario, madrastra de hijos mayores que ella, es la que sólo prioriza su vida y sus amistades, lo demás no existe y la empresa es sólo fuente de recursos. Algunos consultores la llaman también “after hour”.

En nuestro trabajo de consultoría debemos prestar especial atención a poder detectar frente a que modelo de automóvil estamos cuando comenzamos a trabajar, tratando de entender, de acuerdo a la cultura de la familia, la edad de la mujer y de la empresa a que modelo puede evolucionar. Si no entendemos esto podemos equivocarnos al pensar que un “formula 1” lo va a ser para siempre, cuando esta puede evolucionar para una “rural” o para una “4 x 4 – todo terreno”- En el rol de consultor vamos a ayudar a la Familia Empresaria a acompañar esta evolución y no forzar situaciones que pueden llevar a conflictos.

Esta evolución también cambia el equilibrio entre las relaciones de la familia. Una empresaria comentó en una conferencia, y debo confesar que ese comentario fue el disparador para comenzar a escribir estas reflexiones, como había cambiado la relación con su padre, fundador de la empresa, cuando ella pasó de ser la hija profesional y exigida, a ser la madre de sus nietos. El trato comenzó a ser totalmente distinto, e incluso comenzó a entender situaciones con las empleadas que antes no comprendía.

Tenemos la obligación, también, de hacer comprender y tratar de ayudar a las mujeres a encontrar ese equilibrio entre cada uno de sus roles, condición indispensable para su propia realización. En caso contrario estarán sintiendo que por cumplir con el mandato familiar, sea este cual sea, fracasan en aquella función que ellas sienten, por propio mandato, “no están haciendo como deberían o les gustaría.”

Esta brillante empresaria lo definió como “sacarse la mochila”, es decir, dejar de lado los mandatos de la familia y la historia, y buscar su propio equilibrio, el que se acople al modelo de “automóvil” que ellas son en cada etapa de su vida.

Autor Santiago Eduardo Antognolli


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