NUESTRA OPINIÓN...
La mujer en la ventana de A.J. Finn había sido de esos libros que, aún teniendo una sinopsis y portada llamativa había dejado pasar para que no me sepultasen un poco más las novedades del mes. Sin embargo, cuando nos dieron la posibilidad de acudir a un encuentro con el autor me puse en seguida en marcha con él de manera que cuando llegué al encuentro llevaba casi un tercio del libro leído y ya estaba totalmente enganchada. Después de escuchar a su autor, no podía por menos que tener más y más ganas de saber cómo continuaba la historia.En La mujer en la ventana nos vamos a encontrar un claro homenaje a La ventana indiscreta de Hitchcock y, aunque es evidente, el propio autor nos lo confirmó.
Anna, una mujer que tiempo atrás había sido psicóloga infantil y que, debido a un suceso de su pasado del que nos enteraremos ya bien entrado el libro, se convierte en agorafóbica y no puede salir de casa. Por ello, dedica los días a beber vino, tomar pastillas para controlar la ansiedad, el sueño y demás problemas, a jugar al ajedrez online, intentar ayudar a otros enfermos desde su experiencia como psicóloga y, sobre todo, a observar a sus vecinos a través de sus ventanas. Su único contacto con personas son su psiquiatra y su fisioterapeuta, que se ha convertido en lo más parecido a una amiga y que la visita una vez a la semana.
La vida del vecindario es tranquila por lo que la llegada de unos nuevos inquilinos es casi motivo de celebración para Anna. En este punto, la novela me ha recordado un poco a Ella lo sabe de Lorena Franco.
Sin embargo, lo importante, y sobre lo que va a girar el argumento de toda la historia no ocurre hasta pasado un tercio del libro: algo que Anna ve a través de su ventana y que tendrá que demostrar ante todo el mundo que ha sido real y no fruto de su imaginación.
He leído opiniones de todos los gustos acerca de que el hecho más importante no pase hasta casi pasado un tercio del libro, de hecho, a la mayoría se le ha hecho pesado. Yo tengo que decir que de este primer tercio disfrute tanto como del resto del libro. Es verdad que no entra en materia pero crea una atmósfera que a mí me ha resultado muy interesante y sobre todo muy lograda. El autor, contándonos por boca de la protagonista una serie de sucesos de su día a día, hace que nos podamos imaginar su situación de ansiedad y ese miedo que le provoca salir a la calle, que podamos sentir esa agorafobia que siente ella y las sensaciones que tiene con solo abrir la puerta de su casa. Y, por supuesto, hace que queramos ahondar en el cómo una persona que precisamente es psicóloga ha podido llegar a esa situación haciéndonos pensar que, en realidad, nos puede suceder a cualquiera. A mi modo de ver la atmósfera que logra crear el autor es uno de los puntos fuertes y que la distinguen de otras novelas de la misma temática.
Además, en este primer tercio de la historia, y gracias a la narración en primera persona, podemos llegar a empatizar totalmente con la protagonista mediante los capítulos en los que nos cuenta pasajes de su vida cotidiana. Yo personalmente, he disfrutado mucho con las partes en los que habla con otras personas e intenta ayudarlas aunque sea a través de la pantalla de su ordenador. Poco a poco, a lo largo de la novela, además de asistir al desarrollo del hecho principal, estamos asistiendo a la evolución y al intento de salvarse de ella misma. Como el propio autor comentó en el encuentro, es un gusto encontrar una novela en la que una mujer no necesita de un hombre para salir adelante sino que es ella misma la que tiene que tratar de hacerlo sola.
A partir del segundo tercio, el ritmo acelera y al final, en el último tercio, no he podido dejar de leer hasta llegar a un final sorprendente. Al igual que hay una parte de la historia que se puede oler casi desde el principio, el final de la novela, la resolución, creo que ha sido magistral, lógica y sobre todo, muy sorprendente. Además, desde que Anna ve lo que ve a través de su ventana, estaremos en un debate interno constante en que dudaremos de todos, incluso de ella misma, ya que no olvidemos que es ella, en primera persona, quién nos cuenta la historia y, por lo tanto, la versión que ella cree.
No puedo dejar de hablar de la escena, o escenas porque no nos lo contará todo seguido, en la que ella, poco a poco, nos va desgranando cómo sucede el día en el que cambia su vida, y cómo nos explica, con todo lujo de detalles qué es lo que pasa para que ella haya llegado al estado en que se encuentra. Creo que estas escenas están muy trabajadas y llegan a ser escalofriantes.
Por supuesto, no podemos dejar de nombrar las constantes alusiones al cine negro clásico: Hitchcock, Claude Chabrol y muchos de los clásicos protagonizados por Lauren Bacall, James Stewart o Humphrey Bogart. Además, no solo se nombran películas sino que se nos describen escenas y diálogos concretos de las mismas que la protagonista integra en las situaciones que va viviendo. Queda patente la pasión del autor por este tipo de cine y cualquiera que haya visto las películas o que sea aficionado a este cine va a disfrutar mucho con esta novela.
En conclusión, el debut de un autor que ha utilizado a la protagonista para contar parte de su propia vida y construir un thriller psicológico con una atmósfera muy bien creada, una historia que, además de ser un homenaje al cine negro clásico y a La ventana indiscreta, cuenta con un final sorprendente e inesperado y ritmo que, aunque irregular, mantiene al lector pegado a las páginas de la primera a la última.
A partir de ahora A.J.Finn será un autor a tener en cuenta en próximas novelas.