Jadiyetu Mohtar durante la presentación
del FiSahara que este año
cumple su X aniversario
-¿Qué importancia tiene la celebración del FiSahara para la población saharaui? En primer lugar, el FiSahara es importante porque es un instrumento cultural que ayuda a la difusión de la causa saharaui, aunque sea por unos días. Esa difusión llega a mucha gente que, a su vez, ayuda a visibilizar el problema saharaui, tanto el político y el humano humano, algo a lo que ha contribuido especialmente la mujer saharaui. Estamos muy presentes en la escena internacional y gracias a ello hemos aprovechado para entablar relaciones con otras organizaciones feministas, profundizar en otros campos más de género y poner nuestro granito de arena en esa lucha global que tenemos las mujeres. -El festival, en el año que celebra su décimo aniversario, está dedicado a la mujer saharaui
La labor de la mujer saharaui es fundamental. Es el pilar y el sustento de la resistencia en los campamentos. Si no fuera por su fuerza y toda la infraestructura organizativa que han montado de gestión y gobernanza, creo que no hubiera sido posible tener los campamentos como están a día de hoy. Son todo un ejemplo de organización. No son los típicos campamentos donde los refugiados viven esperando una bolsa de comida. Son un ejemplo de dignidad donde el ser humano sobrevive como persona, aunque pase hambre, manteniendo la dignidad por encima de todo. Creo que las mujeres hemos jugado un papel importante para que nuestra población no decaiga.
-En la presentación del FiSahara de este año usted comentaba que las mujeres no tienen primaveras, sino que llevan 38 primaveras árabes Y vamos a tener muchas más. Pienso que nuestra lucha no es sólo el de resistir en los campamentos y pelear por el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Tenemos unos objetivos, y son los de seguir luchando por nuestros derechos como personas, primero, y luego como mujeres. La participación desde un principio en la lucha por la liberación nos ha permitido posicionarnos e ir escalando y ocupando el puesto que nos corresponde. Hemos estado un siglo bajo ocupación colonial española y eso ha mermado mucho la presencia de derechos de las mujeres. La situación es muy triste. Hemos sufrido una invasión y un éxodo masivo de unos campamentos, pero por lo menos hemos aprovechado para hacernos más fuertes. Nuestra lucha no se basa solamente en volver a nuestro país, sino también en seguir trabajando en la construcción de nuestra sociedad. Tenemos asumido ese papel. Yo creo que en estos 38 años el mayor trabajo que han hecho las mujeres es formar precisamente esta conciencia.
-El papel de la mujer en las revueltas populares en el mundo árabe ha sido, en la mayoría de los casos, esencial. Sin embargo, las esperanzas de avance para la mujer se han visto frustradas ante otro tipo de reivindicaciones. ¿Temen algo parecido con la causa saharaui? Nosotras, como Unión Nacional de Mujeres Saharauis, estamos sensibilizando y mentalizando a las mujeres de que eso no puede pasar, de que no debemos dejar que eso pase nunca. La experiencia de otras revoluciones donde las mujeres que han participado han tenido que sufrir que al conseguir la independencia se han mermado sus derechos nos sirve de ejemplo a no seguir. Tenemos que concienciar, tenemos que formar, tenemos que educar y tenemos que poner en aviso a las mujeres. Es nuestra forma de hacer política. A nivel colectivo eso no puede pasar, porque tenemos que luchar en ese sentido, no podemos permitir que se mermen nuestros derechos como ciudadanas. A nivel individual, cada una tendrá la conciencia que quiera y luchará en la forma que quiera, pero a nivel colectivo, como mujeres, como miembros de una sociedad, como parte y mitad de una sociedad, no lo vamos a permitir. Las mujeres árabes no se van a echar atrás ni un palmo.
-¿Es posible una sociedad igualitaria en el mundo árabe? Hemos educado a las mujeres para que sigan luchando y les hemos demostrado que si no se lucha no se consigue nada. Y esto se ha visto ahora en los países europeos, donde con la excusa de la crisis, los gobernantes han aprovechado para recortar derechos y garantías no solamente para las mujeres, sino también para toda la sociedad. Creo que eso es un punto de inflexión donde las mujeres en cualquier parte del mundo debemos entender que nadie nos regala nada, que los Gobiernos no nos regalan nada, que tenemos que seguir luchando para legitimar día a día los derechos a través de leyes y a través de propuestas para que nos tengan en cuenta.
-Ante la situación actual, ¿qué es lo que pueden exigir al Gobierno del Frente Polisario? Como te comentaba, la crisis económica occidental nos ha ayudado a percatarnos de que nada es seguro. Los que, en el mundo más moderno, más desarrollado, pensaban que ayer tenían ciertas garantías, se han dado cuenta de que eso no es así porque de un plumazo, en una mera sesión de Gobierno, de apenas una semana a otra, te pueden recortar tus derechos a través de un decreto ministerial, presidencial o como lo quieras llamar. Nosotros todavía estamos luchando por un derecho fundamental inalienable, el derecho de autodeterminación. El resto de los derechos, queremos tenerlos, estamos luchando por tenerlos, pero no podemos exigir a nuestro Gobierno ciertas cosas porque no estamos en nuestro país. Somos un país dividido, tenemos una mitad bajo administración marroquí y la otra mitad en el exilio. Los que estamos en el exilio estamos imponiendo unos derechos, pero, ciertamente, nuestra situación nos limita. Vivimos de la ayuda internacional. Con lo cual puede que nuestro Gobierno ahora mismo nos diga que tiene una excusa, que es un Gobierno en el exilio, que depende de la solidaridad, y no nos puede ofrecer más allá de lo que tenemos ahora mismo. Pero eso no quita en el futuro debemos seguir exigiendo más cosas.
-¿Qué opinión le merece el último de discurso de Mariano Rajoy -"España apoya una solución política justa que prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental"- en Naciones Unidas? A mí las palabras de Rajoy me suenan a chino. No vale decir algo en la tribuna de la Asamblea General de la ONU cuando es incapaz de hacerlo aquí en el Estado español. ¿Qué pasa, que cree que estando en un sitio tan lejano el pueblo español no le puede oír? A lo mejor cree que como solamente le oyen los dignatarios internacionales lo puede decir con la boca bien grande, pero aquí, ante la sociedad civil española y cerca de Marruecos no lo puede hacer o lo dice con la boquita pequeña. Tiene que tener un discurso más real, más acorde con sus principios y no engañar a la comunidad internacional. Por un lado defiende ciertas cosas ante las Naciones Unidas y, por otro, aquí tiene otro discurso totalmente diferente. Quizás tiene miedo a las preguntas de los medios de comunicación o porque tiene en la calle Serrano la embajada marroquí.
Fuente: publico.es