Revista Diario

La mujer que no sabía que podía llorar

Por Emmaamme

Érase que se Era…  un mujer que no sabía que podía llorar.

Al ser huérfana de cariño y compasión e ir sobrada de dureza y de terror, nadie le había explicado que en su mirada habitaban unos Seres muy transparentes…, creados por la Diosa del Agua, cuya misión era enviar a la Luz… del Sol cada uno de los Sentires que su Corazón no era capaz de atrapar. Esos tan intensos que necesitan saltar aFuera para que no te estallen aDentro.

Vivía en una casita de Pitimini por la que, cada noche, cuando era una niña, trepaba hasta la última rosa que le crecía. Y allí, sobre sus delicados pétalos, se quedaba flotando intentando tocar el universo con cada uno de sus infinitos sueños. Era íntima amiga de las estrellas. Algunas se acababan fugando porque eran muy inquietas. Pero la mayoría, siempre estaban brillando en el mismo lugar, a la misma hora y con la misma gente. A veces, jugaba a taparse un ojo para intentar que el Medio Cielo le chivase su ‘para qué había nacido’. Luego, probaba con el otro. Para ver si coincidían. Pero no había manera. El de arriba… no soltaba prenda. O al menos, ella así lo entendía. Así lo Creía…

A medida que se fue adulterando, esos Seres de existencia desconocida se fueron multiplicando en su Vacío Interior. Y cuanto más crecían ellos, más se empequeñecía ella…. 

Le dolían mucho los pensamientos que se le aparecían debido a la inflamación causada por tanta retención de líquidos. También le costaba mucho respirar la Vida y cada vez estaba más ciega a la Pasión. Se negaba a ir al médico que cura las heridas abiertas que parecen que están cerradas. Decía que ella estaba bien. Que ella era así. Que era lo normal. Que no necesitaba ayuda de nadie. Que ella sola podía caminar, aunque no fuera acompañada de la felicidad.

Un día de esos que están llenos de tanta tontería, subió como pudo, a tientas y barrientas, Viendo lo que se permitía, hasta el Fondo de su Rosal. Y con un pie delante y otro casi detrás…, tocó su raíz más eterna, pasando por todos los sesos, las entrañas y la médula, hasta que una gota de lluvia (pensó ella) por su rostro resbaló. Y tras esa gota, otra y otra y otra. Y cuanto más ‘llovía’, menos se aTormentaba, más se aligeraba y más limpia se ‘encontraba’.

Después de 21 lunas empapándose de emociones prohibidas, resurgió de la Oscuridad a la que su ignorancia la había soMetido, desplegó las Alas que no recordaba que tenía y voló cerca, muy cerca de Ella misma para abrazar a su Alma y decirle al oído lo mucho que la Amaba, mientras esos Seres a los que llamó Lágrimas la besaron como jamás nadie la hubo besado, como jamás nadie la hubo abrazado y como jamás nadie se dignó a acunarla.

A partir de entonces, se dedicó a recorrer los Mundos… haciendo lo que mejor sabía:

⇒ Buscar a aquellas Estrellas que habían perdido su Norte en la Tierra, que habían olvidado que ellas también eran Chispas Divinas y contarles sin vendas en la lengua lo que a ella nadie le enseñó:

♥ Que lo que no expresas, te enferma ♥

♥ Que aquello de lo que huyes, tarde o temprano, te acaba alcanzando ♥

♥ Que llorar es de Valientes ♥

♥ Y que por muchos palos que te den o te hayan dado,

hay algo que jamás se podrá destruir:

ESE AMOR TAN INCONDICIONAL QUE SIEMPRE LATE EN, POR Y PARA TI ♥

Y Colorín Coloreado… este cuento ya se ha Pintado…


Archivado en: CUENTOS
LA MUJER QUE NO SABÍA QUE PODÍA LLORAR
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