A lo largo de los años (más de lo que tenía entonces, ¡qué barbaridad!) me he encontrado con amigos, también lectores, que me hablaban muy bien de Juan Eslava Galán, y no sólo a nivel de sus letras, sino como profesor y como persona, motivo más que suficiente para dar marcha atrás y probar con una de sus novelas. Escogí La mula a pesar de que la guerra civil española, así como las otras guerras, es un tema que no me atrae demasiado, pero me ha gustado.
La mula es una novela sencilla de leer, con un lenguaje voluntariamente llano, bien estructurada y con una clara intención de humanizar a los contendientes a pie de trincheras, de rescatar tras las costras de rojos o fascistas a los amigos del pueblo, los albañiles, campesinos, y gente de las capas más humildes de la sociedad que se vieron empujados a matar muchas veces por motivos más geográficos que políticos, así como de ridiculizar esos motivos y con ellos resaltar el esperpento que supone cualquier guerra.
Nada que me haya sorprendido, honestamente, pero que sí me ha hecho pasar unos buenos ratos de lectura con las andanzas del acemilero Juan Castro y su mula Valentina.
Resumen del libro (editorial)
Al cabo Juan Castro le importa más la suerte de su mula que ganar la guerra. Por eso sale a buscarla y, tras atravesar la línea del frente, se ve implicado en un episodio tan peligroso como hilarante que, muy contra su voluntad, lo va a convertir en héroe de guerra. A través de la figura de Juan Castro, más preocupado por sus avances en el terreno amoroso que por la progresión del enemigo, se nos ofrece una visión insólita de la guerra civil: antiheróica, pícara y tierna a la vez. Juan Eslava Galán ha escrito con La mula una atrevida desmitificación que es también un brillante alegato antibelicista.