Una sátira de la Guerra Civil ya la hemos vista. El maestro Berlanga ya nos lo enseñó en la alocada La vaquilla. Pero ¿es La Mula un nuevo intento de mostrar las batallas entre republicanos y nacionales desde un punto de vista más cómico y satírico? En algunos momentos, eso parece, y en algunos momentos, hasta llega a conseguirlo. Entre ellos hay que destacar el inicio del film, un cínico intercambio de menús del día, insultos y balas, todo acompañado por los planos de un Mario Casas recogiendo setas en medio del monte, con una mula, ajeno a toda la sangre. Tampoco pasa inadvertida la escena en que se presenta al generalísimo y a todos sus secuaces, un fragmento con el ridículo por bandera que funciona, y muy bien. También lo hace Mario Casas, esta vez en un papel bastante alejado de los "machos" a los que nos tiene acostumbrados. Inocente, simplón y bonachón podrían ser algunos de los adjetivos para definir al protagonista de La Mula, y Casas consigue hacerlo creíble, dentro de un contexto de burla, durante la mayor parte del film.
Hasta aquí los puntos a favor -o contra argumentos, como mejor se entienda- de esta redacción de pros y contras sobre La Mula. Vamos con los negativos, seguramente incrementados por las peleas de director y productores durante la producción de la película, cuyo mayor fallo es el no saber mezclar comedia y drama en una narración que tambalea cada dos minutos. Tenemos guerra, comedia, romance, periodismo de héroes, dudas existenciales y gritos a favor de la libertad. Las dos últimas ideas, lamentablemente, se salen de toda coherencia argumental y estilística que pueda tener la película. ¿Problema del montaje? Quizás. De todos modos, es una lástima, porque de haber sido introducidas mejor dentro de la historia, ahora serían lo mejor de la cinta. Algo similar pasa con un romance que poco aporta al desarrollo de la trama, fuera de un odio absoluto hacia el personaje de María Valverde, demasiado pasado de vueltas, incluso para una sátira. Cohesión y enlace son, por tanto, lo que le falta a La Mula, una película fallida, sí, pero también responsable de ciertos toques escondidos, todos ellos satíricos, que generarán más de una risa.
Nota: 6
M. del Mar Gallardo
El cine español y la guerra civil es una colaboración tan larga como lastrada por una serie de títulos fallidos y mediocres como Las 13 rosas y La voz dormida. Por ello, las mejores películas sobre la contienda bélica y la consecuente dictadura franquista son aquellas cuyo tema no es el propio conflicto sino una denuncia de las injusticias como en Salvador (Puig Antich) o una reflexión sobre la violencia como en Pa negre. Desgraciadamente, La mula se sitúa en el primer grupo. La película sucede mediante el más simple maniqueo y una nula capacidad dramática durante todo el metraje.Seguramente, sin sus conocidos problemas de producción, con varios directores terminando el film, el resultado no sería diferente. El guión, ya de por sí, es muy deficiente y la historia es la que es: unos son muy buenos y los otros muy malos. Sin prisma moral, sin estudio de personajes. Y encima los dos prototípicos personajes que tratan al espectador como tonto para hacerles ver quienes son los mejores.
Eso sí, el guión tiene un único acierto: el humor, con ecos berlangianos, y varios diálogos inspirados. El principal problema de la película es que tiene varias subtramas y ninguna está bien conectada (la relación de amor, el amigo del protagonista, el periodista), simplemente, todas tienen a Mario Casas como epicentro. Él levanta la película con una portentosa interpretación, su mejor papel hasta la fecha. El resto del reparto, ajustado, con alguna secuencia bochornosa por parte de algunos.
La mulaes una de aquellas películas por las que el cine español está tan desprestigiado por el gran público y devaluado por parte de la crítica.Cada paso que se da adelante con cintas de gran calidad como Blancanieves o productos taquilleros como Lo imposible, La mula, retrocede dos para atrás.El contenido de esta entrada pertenece a MySofa. Consúltalo aquí.
Nota: 4
Alain Garrido