Revista Bares y Restaurantes

La Mundana o lo ambiguo del lenguaje

Por Cultibar

La Mundana o lo ambiguo del lenguajeSer humano que privilegia el placer carnal o terrenal y todo aquello relacionado con las fiestas y la buena vida. Es una de las acepciones del término mundano, quizá la menos conocida, pero la que se entiende al tomar posición en esta taberna gastronómica del barrio de Sants. De padres cocineros y hermano de Santa Burg, nació en noviembre de 2015 como vermutería pero ha crecido como gastrobar por voluntad de creadores y petición de clientes. Toma forma en un espacio pequeño con sendas barras y comedor interior, nada pretencioso, de neobodega, como que lo que se hace aquí dentro fuera banal, que no mundano. Es la virtud de la modestia, el lujo de lo sencillo, el confort entendido entre maderas y espacio exacto. La alta gastronomía llevada a la taberna entre robatas y brasas, entre encurtidos y salazones, entre tradición y modernidad, entre amigos y sonrisas.

Web: Dirección: Vallespir, 93
Precio medio: 25€. No hay menú. Patatas bravas, 4,50€; ostras abiertas y ahumadas al momento, 3,90€; huevo sorpresa, parmentier y carbonara, 5,50€; puerros a la brasa, vinagreta de mostaza e Idiazábal, 4,40€.
Imprescindible: Coger barra y disfrutar también de la comida. Puerros a la brasa en barra y ojos y oído en cocina.
Horario: De martes a sábado, de 13.00 a 16.00h y de 20.00 a 24.00h. Domingos noche y lunes cerrado. Turnos a las 13.30 y a las 15.00h, y a las 21 y a las 22.30h. Imprescindible reservar.
Teléfono: 934 08 80 23
La Mundana

La Mundana o lo ambiguo del lenguaje
Alain Guiard y Marc Martín están al frente del proyecto. Los dos son cocineros, los dos hablan con los clientes. Con experiencia ambos en restaurantes de estrella, querían algo mundano, divertido, para jugar con las conservas. Añadieron una robata creada ex profeso y una brasa para ahumar el aperitivo, para dar humo al producto e ir a su origen. De allí al cielo. Ahora crean partiendo de una cocina de temporada y proximidad, cercana que no común. Una cocina con humo, viajada y divertida, con influencias de salsas japonesas, de la alta cocina francesa o producto mediterráneo. Una cocina con sello, donde no es raro encontrar un pincho moruno pero acompañado de salsa teriyaki. Una cocina desacomplejada, con mucha técnica y trabajo en las cocciones, con plancha, brasa o escabechado. Una cocina de restaurante con punto canalla, para que el cliente juegue.

Carta para compartir

La Mundana o lo ambiguo del lenguaje
Así presentan una carta pensada para compartir, para probar al menos cuatro platos que saldrán en orden lógico pero que se pueden acumular en la mesa. Una carta con detalles de alta cocina y platos crudos como el carpaccio de gambas y pan de algas o el tartar de atún con perfumes de Asia; con ideas de aquí y de allá dadas una vuelta como el carpaccio de manos de cerdo, vinagreta de mostaza y pistachos, o los puerros a la brasa, vinagreta de mostaza e Idiazábal. Delicatessen inventada, nada usual, 100% mundana.

Juegan con la brasa y la robata según producto y propósito. Así salen el pulpo con panceta ibérica y rouille de azafrán; la corvina al miso blanco, Packchoy con toque de chili fresco; el pulpo con panceta ibérica y rouille de azafrán, o las imprescindibles ostras abiertas y ahumadas al momento. Incluso pasan por humo el pan de Raiguer y la mantequilla ahumada que le acompaña, como si no tuviera sentido sin ella.

Contra barra o pared

Es el sello de la casa, que puedes disfrutar sobre mesa o en alguna de sus barras. La primera está frente a la cocina. Comes a escasos centímetros del centro de operaciones, donde Guiard canta órdenes en catalán, castellano y francés. Sobre esta barra vives la atmósfera de la alta cocina, jugando con vista y gusto para completar la visita. Para los gourmands de comer y callar, la contra barra. De espaldas a la primera, en ella sólo existes tú y el plato, perfecta para entender la amalgama de gustos que presentan por ejemplo los puerros. El comedor de La Mundana aparece más allá con mesas modulables para jugar a grupos y cuadrar reservas, justo antes de un pequeño patio interior ideal para café y gintonic post.

Vuelve el vermut

La Mundana o lo ambiguo del lenguaje
Pero La Mundana no quiere dejar de ser una vermutería, y lo reivindica los fines de semana a mediodía. Justo antes del primer servicio de comidas, las puertas se abren a curiosos y 14 tipos diferentes de vermut vuelan entre manos, copas de cava o champagne, conservas hand made y tapas clásicas revisionadas como sus patatas bravas presentadas en lingote o las croquetas de pollo rustido. Es la fiesta terrenal que propone un taberna de alta gastronomía, una taberna mundana por el placer, nada corriente por el disfrute.

La Mundana o lo ambiguo del lenguaje

La Mundana o lo ambiguo del lenguaje

Localización


Volver a la Portada de Logo Paperblog