Revista Cultura y Ocio

La muñeca de porcelana

Publicado el 28 agosto 2014 por Yasmina84

Amar a alguien que nunca te va a amar es algo, que a vista de nuestra frialdad, es patético, ridículo y hasta incluso humillante.

Fue el amor de mi vida mientras duró y lo seguirá siendo mientras quiera serlo. Me dejo manipular, me dejo hacer daño, tan solo por estar un rato con esa persona.

A veces me dice que me quiere, que me cuide, que me ama e incluso que tiene ganas de vivir una vida junto a mi. La verdad que esto último hace mucho que no me lo dice, pero yo lo recuerdo cada día.

Intento reconstruir poco a poco ese corazón, que dicen que tenemos, pero creo que voy a dejar ese nivel, ese umbral, ese muro para que solo lo salten o lo crucen esas personas parecidas a ella o ella misma.

No veo el momento en el que pueda alejarme, pero es que tampoco me importa quedarme donde me ponga. No soy infeliz por no levantarme a su lado, tan solo soy infeliz porque se que no es libre, o eso creo al escucharle.

Es la única persona que solo con su sonrisa hace que mi mirada se apague, porque ella lo ilumina todo. Es la unica persona que dice lo que quiere, como quiere y cuando quiere, si comete un error aprende, no se siente mal por haberse equivocado, pregunta tanto, que mi mejor manera de callarle es darle un beso, aunque se que en algún momento (mas temprano que tarde) tendré que contestarle a esas preguntas.

Es mi persona ideal, aunque ella, ya no quiera serlo.

Nunca la olvidaré, mi mente y ella se esfuerza en que no tengo que olvidarla.

Convive con su pasado y en algun momento (creo que) pensó en que podría ser parte de su futuro.

Hace tanto tiempo que esto acabó, que cada vez que nos vemos se reinicia, el aire arde y las chispas prenden la química que se inventa, fluye y se regenera cada vez que nos vemos.

¿Cuanto tardará tu huella en erosionar?


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