El Museo de Bellas Artes de la ciudad donde nació el incorruptible Maximilien Robespierre se localiza en la majestuosa abadía benedictina, un enorme edificio de sillería de bella factura.
La colección de arte ocupa la parte frontal de la gran construcción. Hemos seleccionado la pintura de la musa Urania de Giovanni Baglione (1573-1644). Baglione sigue la estela marcada por el Caravaggio en sus claroscuros y el dinamismo.
La serie de diez cuadros (Apolo y las nueve musas) fue encargada por el Cardenal Fernando Gonzaga para su finca de placer en 1620 para más tarde regalarlas al rey de Francia. El Palacio de María de Médicis las contuvo en una galería propia hasta la Revolución. Después, el Louvre cedió nueve a Arras. Se exhiben a lo largo de la escalera.
Urania sujeta un compás con una mano y una esfera armilar en la otra. La aureola de estrellas y la postura escorzada son las otras características sobresalientes.
Ya en el museo, es recomendable fijarse en el cuadro testimonio de Ausguste Glaize (1807-93) sobre la locura humana (Le Spectacle de la Folie humaine).