¿Hay algo que se pegue más que una buena melodía?
Glow Images. Imagen usada para fines ilustrativos
Cada vez que se escucha una canción se evoca un momento, una etapa determinada de la vida, un amor que pasó…
Desde el año 1500 aC ya había constancia de la influencia de la música sobre el cuerpo humano considerándola como un agente capaz de curar el cuerpo, calmar la mente y purificar el alma.
Los griegos de la Antigüedad dedicaron gran atención a la música no sólo como instrumento para la educación sino como un recurso estimulante que mejora los estados anímicos, la memoria y la concentración.
Aristóteles fue uno de los que realizó notables aportaciones sobre la naturaleza del sonido y sus efectos sobre las emociones, el carácter, el comportamiento y la salud. El poder terapéutico de la música es incuestionable.
Pero, ¿por qué se conceptualiza la música como un alimento para el alma?
En este caso, la palabra alma se puede asociar a la consciencia, al interior de cada uno.
La música favorece la relajación, aleja los malos pensamientos y sumerge a las personas en un estado de armonía mental. Se puede decir que es un alimento que trae alegría, paz, expectación de lo bueno, y la belleza del sonido penetra en lo más profundo del ser.
Actualmente, la musicoterapia como disciplina de salud se ha extendido alrededor del mundo.
El Prof. Dr. Rolando O. Benenzon define la musicoterapia “como una psicoterapia que utiliza el sonido, la música, los instrumentos corporo-sonoro-musicales para establecer una relación entre musicoterapéuta y paciente o grupos de pacientes, permitiendo a través de ella mejorar la calidad de vida y recuperando y rehabilitando al paciente para la sociedad”.
La musicoterapia reduce la ansiedad a través de la música y sus componentes. Esto aumenta el optimismo, promueve la calma y hace que los pacientes se olviden de la mayoría de sus problemas tantos físicos como emocionales, sociales y cognoscitivos.
¿Qué es lo que hace que la música tenga un efecto sanador?
La armonía, la melodía y el ritmo tienen un efecto curativo. Escuchar música puede llevar a uno a alturas de belleza y revelación espiritual. De igual forma, contribuye a la espiritualización del pensamiento en la vida diaria y a mantener una atmósfera elevada que ayude a mantener sano el ambiente. La música resulta inspirativa y acerca a la conexión con todo lo divino, lo supremo, permitiendo llegar a un mayor entendimiento de las ideas del Alma.
La escritora Mary Baker Eddy valoraba la música y destacó en uno de sus libros, Escritos Misceláneos que “la música es la armonía del ser; mas la música del Alma aporta las únicas melodías que conmueven los acordes del sentimiento y despiertan las cuerdas del arpa del corazón”.
Puedes sentir la música en tu corazón y dejar penetrar esa armonía en el fondo mismo de tu ser. Así te sentirás sano.