Creo que os he comentado en alguna ocasión que mi peque va a clases de música. Mejor dicho, las clases son de "Iniciación Musical". Se imparten a niños entre dos y tres años, su fin, acercar el mundo de la música a los niños en un ambiente relajado, divertido y sin presiones.
El curso pasado, y ante el gusto de mi niño por la música, decidí buscar en Madrid algún centro o escuela donde dieran clases a niños tan pequeños. Y tuve la suerte de encontrar un par de ellos. Y más suerte aún cuando supe que uno estaba muy cerca de mi casa y utilizaban el llamado "Método Suzuki". Os pongo el enlace para que podáis informaros de este método y cómo lo ponen en práctica.
Lo del Método me daba un poco igual, esa es la verdad. Pero gracias al Método las clases son compartidas por los padres, y eso es algo maravilloso. El niño se sintió desde el principio cómodo y protegido porque mamá estaba ahí. Según este método los padres somos (y cito textualmente) "los profesores en el hogar". Si los padres acudimos a las clases y aprendemos con nuestros hijos, les reforzaremos en casa y contribuiremos a un mejor aprendizaje. En este primer año hemos aprendido notas musicales, la clave de sol, la clave de fa, a reconocer el pentagrama, estamos cantando muchísimas canciones y así practicamos ciertos ritmos, escuchamos música clásica al tiempo que hacemos expresión corporal al ritmo de los violines o del piano. Y oímos a nuestra maravillosa profesora tocar su flauta travesera.
Las clases son para grupos reducidos, creo que no somos más de 7 en clase. Pero al ser tan pequeños faltan muchos y en las últimas clases hemos sido 4 niños con sus cuatro progenitores (papás o mamás según el día).
De cara al próximo curso, y como los niños han ido tan bien en el desarrollo de las clases, ya pasarán a tocar un instrumento. Generalmente es el que ellos elijan. No tiene mucha importancia en estas edades tan tempranas, ya que luego es posible que si siguen estudiando, cambien. Pero el aprendizaje ya se realiza in situ, tocando. Pero mi hijo, como es tan decidido y echaó p'alante lo tiene claro. Él no quiere violín, ni chelo, ni piano, él quiere tocar la flauta, y si es travesera, mejor que mejor. Travesera no podrá ser, obviamente, pero podrá tocar flauta.
Esta misma mañana he hablado con la directora de la escuela donde va, para comunicarla la decisión de mi pequeño y así saber horarios, clases, etc, de cara a perfilar el calendario del curso que viene. Se ha puesto muy contenta de que elija este instrumento ya que en muchas ocasiones son los padres quienes eligen y en un porcentaje alto se decantan por el violín... no sé muy bien la razón.
Así que está decidido, el próximo curso aprenderemos flauta, los dos. ¡¡Uf!! qué responsabilidad. A mi edad y aprendiendo música. Hay veces que cuando repasamos alguna nota en casa, o la dibujamos como hacemos en clase, y me equivoco me corrije: -"no mamá, que esas son las corcheas!!".