Ayer establecí un diálogo con algunos opinadores que se alinean con una rama del liberalismo económico bastante menor (austríacos y anarco-capitalistas) que defienden que un “bail-in” de los bancos que están en crisis puede ser mejor que la estrategia de rescates (bail-out) que se está realizando actualmente. Algo que los economistas keynesianos o economistas liberales de corrientes menos marginales descartan a estas alturas.
La idea que tienen es que una forma de evitar que un banco quiebre o bien sobreviva a base de lluvia de dinero público es que transforme parte de su deuda en acciones que entrega a sus deudores. Por poner el ejemplo que me explicaron mis contertulios, el banco A debe al banco B 10 unidades, como el banco A no va a poder pagar esas 10 unidades de forma realista al banco B, y hacer una quiebra es peor, siempre puede transformar parte de su deuda, por ejemplo 5 en su equivalente en valor en acciones del propio banco A. Esto va a costa del valor de las acciones y perjudica a los accionistas del banco A. Algo “moralmente” razonable ya que en capitalismo si haces una mala inversión te has de ver perjudicado.
Todo esto suena muy bien, si todo funciona bien, evita que los que tienen sus ahorros en el banco vean peligrar sus ahorros y permite liquidar deudas interbancarias de una forma controlada. Suena bien, si no fuera que las pérdidas se propagan a pesar de que los defensores de esta solución lo niegan.
Una acción, un bono, o un valor bursatil de cualquier tipo no es un lingote de oro que más o menos no se depreciará de golpe de forma dramática, sino que es un valor de confianza. Una acción de un banco en crisis puede tener para el banco en crisis un valor X, pero realmente en el mercado tendrá un valor distinto en cada momento. Y es más, en el momento que un banco reconoce que está en crisis y no puede pagar su deuda, lo más probable es que las acciones, bonos, o lo que quieras inventar que me cambias por la deuda que tienes conmigo pierdan su valor, por el mero hecho de reconocer que no puede pagar su deuda interbancaria.
La comparación con las preferentes que se hace con este tipo de maniobras contables es más que acertada. Imaginemos que el banco B tiene la espectativa de cobrar un crédito de 1000 M€ más intereses del banco A, este le reconoce que no puede pagarlo y que le sustituye 500M€ por preferentes del propio banco por ese valor. El banco B tendrá aún que cobrar la deuda de 500M€ y tendrá unas preferentes que “dicen” que su valor es de 500M€ pero que en el minuto 1 ya valen menos, según como entre en pánico el mercado.
Además el problema se traslada al banco B, que también tiene deudas con otros bancos, ahora el banco B en sus balances contables tiene que reconocer que no va a cobrar ese crédito de 1000M€ sino que tal vez, a lo mejor, cobrará 500M€ y que tiene unos papelitos que pone “500M€” pero que realmente su valor en el mercado si necesita capitalizarlo no llega a ese valor. Por tanto el banco B también se come el “ball in” del banco A. A todo esto, existiendo este mecanismo de “ball in” los bancos se mirarán aún con más reojo y será más difícil que se presten entre ellos. El mismo autor de la idea, reconoce que “a compulsory bail-in may initially cause some turmoil in interbank lending markets”, lo cuál en términos científicos me causa extraordinario dolor visual. Cuando un científico social hace una predicción debería darle algún término numérico, ¿cuánto sería ese “some”? ¿cuánto duraría? ¿cuál es el nivel de desconfianza interbancario que asumiría el sistema y como se reflejaría esto en la solvencia de los bancos?.
Según los números de los neo-austriacistas, para la banca española esto supondría la recapitalización de 170.000 M€, pero no está introduciendo en ningún momento ese factor de “some turmoil” ni lo cuantifica, ni tampoco está indicando la probabilidad que hay que los bancos europeos que son los grandes acreedores de los bancos españoles vayan a aceptar este tipo de soluciones o como sobreviría el sistema bancario español a un posible cierre de los créditos internacionales y de los créditos del BCE (que no aceptará de ninguna manera que un banco le devuelva papelitos de un supuesto valor a cambio de los € que les prestó originalmente). Como tampoco contempla ningún tipo de posibilidad de que el pánico se propague por todo el sistema bancario español.
Si por algún motivo, economistas tan dispares como Garicano, Krugman o Sala Martí descartan cualquier solución de quiebra o bail in en el momento actual (y que conste que tanto Garicano como Sala Martí son ejemplos de economistas liberales, no unos malvados keynesianistas) es porqué hacen la previsión de que el sistema bancario español no es capaz de absorber los problemas que generaría un banco de tamaño medio como Bankia realizando este tipo de soluciones o quebrando.
Como siempre, le hecho en cara a los economistas neo-austriacistas es que no trabajan con modelos, no realizan predicciones numéricas que puedan ser contrastadas con la realidad (y cuando la realizan se quedan solo en la cifra que quieren llegar, no en una predicción de todos los elementos relevantes del sistema económico que pretenden explicar). No aparecen ecuaciones ni modelos. Es un puro ejercicio de filosofía económica. Sería bueno modelizarlo.
En el fondo, las alternativas neo-austriacistas son propuestas puramente ideológicas. El propósito es defender a ultranza a los ahorradores y rentistas, como cualquier otra alternativa pasa por generar inflación tal y como plantean los economistas keynesianos o los liberales neoclásicos, los ahorradores son los que sufrirían las consecuencias directamente (la inflación hace que el dinero valga menos y por tanto los ahorros tendrán menor valor). La propuesta en sí es una caja de Pandora, o apostar a la ruleta rusa con cinco balas en el tambor. Si sale bien, fantástico, has purgado las deudas de un banco y el sistema financiero es ligeramente más sólido y no tienes que inyectarle €, pero tampoco sales de la crisis, es solo uno de los pasos a dar. Si sale mal, te cargas el sistema financiero entero.
Lo que me sorprende de esta propuesta es que seguramente sea útil en una situación en que los bancos en crisis son pocos y pequeños y el sistema bancario tiene bastante confianza entre sí, los mercados internacionales no miran con miedo a la deuda privada y pública española, y en general los bancos pueden permitirse meter esas pérdidas en las alfombras, maquillarlas y salir de rositas (siempre será mejor tener unos papelitos que dicen que tengo acciones por valor de 500M€ de un banco renqueante que no cobrar una deuda), pero ahora mismo todos los parámetros que necesita esta solución están escorados en la dirección contraria. Lo curioso es que los neo-austriacistas son los defensores del retorno al patrón oro en contra del dinero fiat y nos explican ahora una solución que requiere mucha magia y confianza de todos los actores en que unos papelitos que llamamos acciones no se depreciarán. Como mínimo es curioso.
Aunque la solución actual de inyectar € al sistema financiero para evitar quiebras es lenta, ineficiente, que no reparte los costes de forma justa y moral y seguramente cuando la estudiemos más en serio descubramos que no era lo mejor que podemos hacer, prefiero las alternativas de Krugman o Sala Martí, a la de destascar la puerta del baño con dinamita.
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