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La “narcoestética” en Colombia

Por Siempreenmedio @Siempreblog

La “narcoestética” en Colombia

La pasada semana el periódico The Guardian publicó un fotoreportaje en el que informan del auge que las cirugías estéticas están teniendo entre adolescentes de la ciudad colombiana de Medellín. Lo más interesante del mismo es algo que los medios colombianos parecen haber obviado en la polémica que ha generado ese reportaje en este país -como el caso de Caracol Tv en esta pieza de su informativo- y es la relación entre estética y narcotráfico. Los medios colombianos han puesto el énfasis en si es cierto o no que las mujeres colombianas son adictas a la cirugía, pero no han entrado a valorar si realmente existe un problema subyacente.

Y, si bien es cierto que no es exclusivo de Colombia, sí que existe un problema. Dicen en este artículo de la revista Semana: “Según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética (Isap), Colombia es el quinto país donde más procedimientos estéticos se hacen. Esto lo demuestra la cifra anual de este tipo de intervenciones que, en el país, asciende a 420 955. De este número entre el 30 y 40 por ciento de los implantes de seno se hacen en niñas y jóvenes menores de 18 años“. Esto, de por sí, no tendría por qué suponer ningún problema grave, sobre todo teniendo en cuenta que este número de operaciones estéticas pueden llevarse a cabo por diversos motivos, algunos de salud física o mental. Igualmente se podría discutir sobre si realmente es un problema o simplemente un nuevo rasgo de la modernidad y del progreso el culto a la imagen y los modelos de belleza impuestos. El auténtico problema surge cuando relacionamos esta obsesión por la estética con algo que es muy acusado en la mayoría de países de Latinoamérica: el machismo inherente a una sociedad heteropatriarcal y profundamente clasista.

Concha García Hernández - http://www.psicoterapeutas.com/paginaspersonales/concha/violenciadegenero.htm CC BY-SA 3.0

Concha García Hernández – http://www.psicoterapeutas.com/paginaspersonales/concha/violenciadegenero.htm CC BY-SA 3.0

En este tipo de sociedades la mujer es vista como una posesión del hombre; la mujer debe ser objeto de deseo del hombre; hacer que “su hombre” se sienta orgulloso de de ser el “propietario” de algo bello y que genere envidia en los demás, unido esto al deseo de muchas mujeres de ascender en el estatus social y conseguir dinero fácil. Muchas de las operaciones estéticas que se llevan a cabo en Colombia son pagadas por sus parejas o incluso por sus padres, que ansían que sus hijas sean atractivas a hombres con recursos que las saquen de la mediocridad. Solamente hay que echar un vistazo a reportajes como este de El Confidencial (centrado en el caso particular de México) o este (sobre las reinas de belleza de Colombia) para ver la clara relación entre belleza y narcotráfico o, mejor dicho, entre belleza y dinero. Entre belleza y estatus social.

Dicen en este artículo que según el Secretariado Permanente de la Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia (RedLad), “en Colombia, cada 6 horas una mujer es abusada por causa del conflicto armado en ese país. Entre 2001 y 2009, más de 26 000 mujeres fueron violadas sexualmente y 400 mil abusadas. Acción Social registra más de 1 950 000 mujeres desplazadas por violencia y en particular a causa del conflicto armado”. No es raro que las mujeres se encuentren entre las mayores víctimas del conflicto armado de Colombia -también de la violencia que no guarda relación con el conflicto- y que a la vez sean las que suelen tener menor repercusión en la prensa. Es esta una sociedad donde el hombre puede tener una amante (o varias) y la mujer se autoinculpará y será culpada por su entorno; se preguntará en qué ha fallado o qué ha hecho mal o creerá que ha ocurrido porque no es lo suficientemente bella (incluso en algunas regiones más pobres resulta socialmente aceptable que el hombre pueda tener amantes, no así la mujer), pero en el caso contrario será tachada de puta y la sociedad verá normal que ella reciba un castigo por haberle sido infiel a “su hombre”. Es esta una sociedad en la que que cualquier hombre de clase que se precie tendrá a su lado a una Reina de la Belleza. La interiorización de ese papel que la mujer juega en una sociedad en la que se aspira a ser más y poseer más que los demás (y que ella misma sea una de esas posesiones), es lo que conlleva ese culto a la estética que retrata el reportaje de The Guardian, uno de los mayores “debe” de gran parte de América Latina.


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