El problema de la basura espacial sigue sin resolverse. A pesar de que prácticamente todos los meses se presenta alguna nueva propuesta, la chatarra que se encuentra en la órbita terrestre sigue girando y amenazando la integridad de satélites y astronautas. La ultima solución propuesta es un sistema de rayos láser poco potentes, situado en tierra, que al estilo Missile Command destruiría estos restos. La idea es de la NASA, y muchos creen que podría funcionar.
Desde 1978, cuando el científico de la NASADonald Kessler predijo que una colisión entre dos piezas de basura espacial podría desencadenar una nefasta cascada de efectos en cadena creando aún más escombros peligrosos, los científicos están buscando una manera efectiva de deshacerse de esta amenaza. En ese momento Kessler hizo notar que si la velocidad con la que se genera esta basura es mayor a la velocidad con la que se la elimina, la Tierra quedaría rodeada de un cinturón de basura, al que ahora se conoce como “el síndrome de Kessler”.
Lo que en 1978 no era más que una teoría está a punto de convertirse en realidad, y no son pocos los que creen que dicho escenario ya está entre nosotros, sobre todo cuando ocurren desastres como la colisión que tuvo lugar hace un par de años entre los satélites Iridium 33 y Cosmos 2251. Ese choque no hizo otra cosa que crear la “nefasta cascada de efectos en cadena” descripta por Kessler.
Y ese no ha sido el único evento que potencialmente podría haber originado el principio del síndrome de Kessler. Dos años antes el ejército chino, para probar la efectividad de un nuevo tipo de arma, destruyó uno de sus propios satélites, el Fengyun 1C. Ambos incidentes ocurrieron a una altura estimada de 800 kilómetros, una región de la órbita en la que se encuentran varios satélites, incluidos algunos de la Agencia Espacial Europea como el Envisat. Pero a pesar de todas las advertencias y los accidentes ocurridos, nada parece cambiar. Se han propuesto varios sistemas destinados a solucionar el problema, que incluyen desde robots espaciales hasta redes gigantes encargadas de “pescar” los restos, pero no hay indicios concretos de que ninguno de estos sistemas se haya empezado a construir. Las agencias espaciales se limitan a “mover” sus satélites de la ruta de los trozos de chatarra conocidos, y poco a poco -tal como ocurre con tantos otros- la órbita terrestre se va convirtiendo en un recurso sobreexplotado que tarde o temprano será inutilizable.
Quemados en la atmósfera
Pero en las últimas horas ha aparecido una luz de esperanza. La agencia espacial estadounidense -la NASA- ha anunciado un proyecto destinado a acabar con la basura espacial que, al menos desde lo económico, podría resultar viable. Tal como lo ha explicado James Mason, del NASA Ames Research Center en Palo Alto, su idea consiste en utilizar un rayo láser para resolver el problema. Pero a diferencia de otros proyectos que buscan destruir las piezas de chatarra con rayos de ciencia ficción, el proyecto de la NASA simplemente buscadesacelerarlos ligeramente, modificando su órbita de forma que se quemen en nuestra atmósfera al hacer un reingreso a alta velocidad. La idea es buena, y solo se necesitan láser de baja potencia, unas 10 veces menos poderosos que algunos modelos de uso militar. A pesar de su relativamente baja intensidad -solamente unos 5KW- este haz de fotones alcanzaría para cumplir su objetivo.
El sistema parece bastante más viable que el desarrollo de una flota de robots orbitales que se dediquen a perseguir y destruir objetos en el espacio. El coste -comparativamente hablando- es seguramente de risa, y tanto China como EE.UU. deben de tener en sus arsenales varias docenas de equipos láser perfectamente capaces de cumplir con estos objetivos. Si la administración de la NASA apoya la iniciativa, se podrían comenzar a hacer pruebas en muy poco tiempo. Mason y su equipo creen que este sistema podría revertir el síndrome de Kessler, al suponer una tasa de remoción de escombros superior a la tasa de creación. Si todo sale bien, esta especie de Missile Command “a lo bestia” despejaría la órbita en relativamente poco tiempo. Solo hay que ponerse manos a la obra antes de que un trozo de basura espacial cause problemas graves, amenazando por ejemplo alguna misión tripulada.
Via: abc